lunes, 15 de noviembre de 2021

Tuyo Es Mi Corazón: Capítulo 36

 –Voy a despedirme de mi madre y después ya podemos irnos.


En los escalones de la entrada, Lynda la abrazó.


–No te pierdas, cariño. Te veré a la hora de la cena. Esta será nuestra última cena en familia.


Paula tragó saliva, pero dijo valientemente:


–Y ya era hora de que llegara. ¿Cuánto tiempo pensabas seguir manteniendo el control sobre tus hijas? –besó a Diana y le acarició la mejilla.


Pedro le sostuvo la puerta antes de sentarse en el asiento del conductor.


–¿«No te pierdas»? –le preguntó, repitiendo las palabras de su madre.


Paula pestañeó rápidamente. ¿Por qué se le habría ocurrido a Diana decirle una cosa así?


–Es una broma familiar –dijo, y volvió la cabeza.


Pedro no le preguntó la dirección. Puso el coche en marcha y condujo por aquellas estrechas calles como si fuera un profesional.


–Entonces considérame como parte de la familia –dijo secamente.


Paula buscó un pañuelo en su bolso y se sonó ruidosamente.


–Oh, siempre he tenido fama de perderme en cualquier sitio. Mi padre me compró un coche el día que cumplí veintiún años, para que aprendiera a orientarme. Pero a veces me distraía con la radio o escuchando un nuevo CD, o viendo una puesta de sol… Y terminaba yendo a un sitio al que en realidad no pretendía ir.


–Suena interesante.


Paula rió suavemente.


–Bueno, para mí lo era, pero no para los demás. Terminaban esperándome durante horas hasta que llegaba a cenar.


–¿Esa es la razón por la que tu madre se ha alegrado tanto de que fuera yo el que te llevara?


Paula casi saltó en su asiento.


–Probablemente –contestó.


No quería hablar sobre lo que pensaba Diana, ni de sus posibles sentimientos hacia Ivana. 


–Entonces no eres como Ivana.


Era como si le hubiera leído el pensamiento. Paula se volvió para mirarlo.


–¿Qué?


–Ivana me ha dicho que tú siempre has sido la rebelde y ella era, definitivamente, una buena chica.


Parecía hablar con cariño de Ivana. ¿Pero podría decirse que estaba enamorado de ella? Paula no sabía qué concluir.


–Bueno, no exactamente una rebelde. Simplemente no era tan equilibrada como Ivana.


–Nadie es tan equilibrado como Ivana –respondió Pedro entre risas.


¡Aquel cariño otra vez! Pero aquella no parecía la forma de hablar de una mujer de la que se estaba enamorado.


–¿Cómo se conocieron? –le preguntó.


–Yo era un profesor universitario con una buena idea y sin saber cómo ponerla en práctica. Ivana me dió la solución –sonrió al recordar–. Realmente, llegó a darme muchos más consejos de los que en aquella época pensaba que quería. Hizo temblar todos mis cimientos. Watifdotcom cotiza actualmente en bolsa gracias a ella.


–Así que se conocieron desde hace mucho tiempo.


–No. Ha sido una relación corta, pero intensa.


–Oh. 

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