viernes, 12 de noviembre de 2021

Tuyo Es Mi Corazón: Capítulo 34

¿Preparada? ¿Todavía? Aquello parecía ir en serio.


–No sabes nada de mí –no añadió que, en aquel momento, ella tampoco parecía saber nada de sí misma.


–Entonces cuéntamelo tú.


–Yo…


–Estás asustada, ¿Verdad? –parecía fascinado.


Aquello le hizo recuperar la cordura. Paula era la chica más popular de su calle. Sabía todo lo que había que saber sobre sexo. Sabía manejar a los hombres. De modo que también sabría manejar aquella situación.


–Claro que no estoy asustada.


–Entonces cuéntame qué es lo que no sé sobre tí.


–Cariño, me encantaría. Pero solo voy a estar en Londres hasta el domingo por la noche. No sé si sabes que mi hermana se casa.


Pedro hizo caso omiso de su ironía.


–Estupendo. Entonces déjame llevarte a la boda.


–No, no puedo. Quiero decir, voy a irme al campo. Mañana. Mi madre me necesita…


–Estás asustada –dijo Pedro suavemente.


–No, claro que no. No tengo miedo ni de tí ni de nadie.


–Tienes miedo de mí. Y de tí.


–¿De no poder apartar mis manos de tí, quieres decir? –preguntó, burlona–. Ni lo sueñes.


–Entonces demuéstrame que estoy equivocado.


Paula sabía que la estaba manipulando. Claro que lo sabía. Pero no había rechazado un desafío en toda su vida. Y no iba a empezar a hacerlo en aquel momento. Inclinó la cabeza.


–De acuerdo. Entonces ven a buscarme mañana a las tres.


Tenía la sensación de que, como Ivana había dicho que estaba tan ocupado, no tendría tiempo para nada. Pero Pedro no vaciló ni un instante.


–Aquí estaré. 




A las tres en punto, un coche estacionaba en la puerta de su casa.


–Aquí está –dijo Diana, evidentemente aliviada. Había estado apilando bolsas y cajas en el vestíbulo desde después del almuerzo.


–Así que ha venido –dijo Paula con voz extraña.


–¿Pensabas que te dejaría plantada?


–No debería estar aquí. He hablado con Ivana esta mañana y me ha dicho que tenía que preparar las preguntas de la conferencia de prensa.


–Oh, entonces ha sido especialmente amable.


–Pero eso quiere decir que está haciendo novillos.


–Quizá sea eso lo que le apetezca –repuso Diana, divertida.


Paula no contestó directamente. Observó a Pedro saliendo de la limusina.


–Nunca he conocido a nadie como él –contestó, casi para sí.


Diana colocó un par de cajas de zapatos sobre una caja.


–Bueno, la verdad es que tu padre y yo nos hemos alegrado de que se haya ofrecido a llevarte.


–Me lo imagino –dijo Paula secamente.


Diana nunca había mencionado los sentimientos de Paula hacia su cuñado, nunca había admitido que hubiera alguna posibilidad de que le gustara, pero su preocupación era palpable. Quizá lo supiera, pensó Paula alarmada. Quizá su instinto maternal se hubiera puesto en funcionamiento otra vez. Pero Diana estaba pensando en algo completamente diferente. 

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