lunes, 13 de abril de 2020

En Un Instante: Capítulo 24

—¿Tu hermana va a irse muy lejos con su marido?

—En realidad, a unos kilómetros. Me imagino que se compadecerá de nosotros de vez en cuando y nos traerá comida, pero tiene que ocuparse de dos hijastros y de un marido veterinario que está muy ocupado.

Ella lo miró con detenimiento mientras comía un poco de huevos revueltos.

—Están muy unidos, ¿Verdad?

Él dió un sorbo de zumo y se acordó de lo radiante que estaba su hermana el día de su boda. Sintió cierta melancolía. Todos sus hermanos estaban siguiendo con sus vidas mientras él seguía despejando el mismo camino de entrada y reparando el mismo tejado del mismo establo.

 —Cómo no íbamos a estarlo —contestó él —. Luciana ha estado ayudándome con mi hija desde que Abril usaba pañales. Habríamos estado perdidos sin ella después de que mi esposa se largara.

¿Podía saberse por qué le había dicho eso? Dejó el tenedor y perdió algo de apetito a pesar de lo delicioso que estaba el desayuno. Ya no hablaba casi nunca de Melina. ¿Para qué? Sin embargo, acababa de soltar la agradable noticia de que su esposa lo había abandonado con un bebé.

—Qué hermana tan adorable —murmuró ella.

A él, inesperadamente, le hizo gracia que ella comentara eso en vez de lo evidente.

—¿No vas a preguntarme por qué me abandonó mi esposa? Me parece que sería una pregunta irresistible para casi todas las mujeres que conozco.

 Ella se encogió de hombros todo lo que pudo con un brazo en cabestrillo.

 —He dado por supuesto que si quisieras que lo supiera, habrías terminado la frase. «Después de que mi esposa se largara para tragar sables en un circo. Después de que mi esposa se largara para convertirse en bailarina del Radio City Music Hall. Después de que mi esposa se largara para afeitarse la cabeza y meterse en una secta…». Ese tipo de cosas.

La carcajada de él les sorprendió a los dos. Él intentó imaginarse a Melina afeitándose la cabeza, pero no lo consiguió.

—Cualquiera de esas respuestas habría sido más interesante que la cruda realidad. No le gustaba la vida en el rancho. No soportaba el viento, las moscas y el polvo.

Ni a él, quiso añadir. Cuando Melina se marchó, ya lo odiaba por negarse a dejar el rancho y lo acusaba de querer más a River Bow que a ella, lo cual, era verdad.

 —¿Abandonó a su hija por eso?

A su hija y… mmm… al hombre que amaba… A él le gustaría creer que lo había amado alguna vez, pero ya no estaba seguro.

—Éramos una mala combinación desde el principio. Además, creo que algunas personas toman decisiones de las que se arrepienten con el tiempo. Durante esos años, pensé que solo había abandonado a nuestra hija, pero este año acabé contratando a un detective para que la buscara y descubrí que había muerto un año después de que se marchara. Prefiero pensar que habría reconsiderado lo que había hecho y que habría intentado reencontrarse con Abril, pero es algo que nunca sabremos con certeza.

 —Tiene que ser complicado para tu hija.

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