miércoles, 8 de abril de 2020

En Un Instante: Capítulo 12

¿Cuánto tiempo había estado dormida? No podía ver nada al otro lado de las delicadas cortinas de encaje. Vió una radio con reloj al lado de la cama y se quedó atónita al comprobar que eran las nueve de la noche. Debía de haber estado inconsciente durante horas, aunque no sabía el tiempo que había pasado en la clínica. Estaba intentando reunir valor y fuerzas para buscar a su anfitrión involuntario cuando oyó que llamaban a la puerta.

—Señorita Chaves, ¿Está despierta?

Los nervios se mezclaron con los dolores.

—Sí. Adelante.

Él abrió la puerta y se quedó parado. Llevaba una camisa azul y vaqueros. «Eres un vaquero muy guapo». Esas palabras se abrieron paso en su memoria y se preguntó de dónde habrían salido. Aunque tampoco le importaba, eran verdad. Pedro Alfonso era todavía más atractivo de lo que lo recordaba. Era rudo y tenía unas espaldas que parecían que podían soportar el peso del mundo.

—El doctor Dalton me ha ordenado que la vigile esta noche. Supongo que tengo que cerciorarme de que no delira o algo así.

Ella pensó en todos los disparates que había hecho desde que se presentó en el rancho esa mañana. Había limpiado la casa de ese hombre por no dar la cara. ¿Se podía ser más ridícula?

—Esperaba que todo esto fuese una pesadilla —replicó ella—. ¿Eso se considera un delirio?

Él empezó a esbozar una sonrisa, pero se contuvo inmediatamente.

—Tengo que hacer comprobaciones. ¿Sabe su nombre?

—Sí. Paula Chaves.

—Eso dice su permiso de conducir.

 Él estaba entregándole su bolso, que le pareció desproporcionadamente femenino en su mano grande y masculina.

—¿Ha hurgado en mi bolso?

—Estaba intentando encontrar un móvil que tuviera un contacto de emergencia, pero no lo he encontrado.

Ella no iba a ningún lado sin su móvil. Frunció el ceño e intentó recordar.

—¿Ha mirado en el coche? Si no, es posible que me lo haya dejado en el hotel.

 —Volveré a mirar en el coche. También puedo pedirle a Laura que mire en el hotel.

 —¿Por qué no me lleva al hotel para que lo busque yo?

—No puede quedarse sola esta noche —replicó él con una seriedad implacable—. Órdenes del médico. Además, aunque el servicio del Cold Creek ha mejorado mucho desde que Laura se lo quedó, no puede mandar a un recepcionista a su habitación para que vea cómo está cada dos horas. Me temo que tiene que quedarse aquí, al menos esta noche.

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