viernes, 10 de abril de 2020

En Un Instante: Capítulo 18

—Espera un segundo. ¿Ni siquiera era de la empresa de limpieza? —preguntó David con un escepticismo más que justificado.

 —No. Confundieron las fechas, pero ya está todo resuelto. Mandaron a otra limpiadora esta tarde.

—Entonces, ¿Quién es la mujer lesionada y qué hacía allí?

—Esa es una historia muy larga.

—¿De verdad?

—Es lo más disparatado que puedas imaginarte. Nos ha traído una de las pinturas.

—¿Cuál? —preguntó David al cabo de un rato.

—Una de las de mamá. La de Luciana en el sendero de Pine Bend con una flor de lavanda.

David se quedó en silencio otra vez y cuando volvió a hablar, lo hizo con la misma veneración que sentía Pedro.

 —Siempre me ha encantado.

—Y a mí. Es mejor incluso de lo que la recordaba. No me extraña que sus cuadros se vendan por mucho más ahora.

Los pocos cuadros que estaban en el mercado, los que había vendido ella o había regalado a amigos, estaban alcanzando precios de cinco cifras, algo que habría asombrado a su madre. Ellos habían podido localizar algunos de la colección y habían comprado los que habían podido, pero los pocos que seguían en circulación estaban cotizándose mucho por su escasez.

 —A ver si lo entiendo —intervino David con firmeza—. Una mujer aparece como caída del cielo con una de las pinturas, casi en el aniversario de los asesinatos, y, aparentemente, se lesiona mientras finge ser alguien que no es.

 Él quiso defender instintivamente a Paula, aunque entendía el recelo. No podía reprochar a su hermano que no entendiera la situación. Mónica, la madre desnaturalizada de Brenda y Gabi, era una farsante que, hacía doce años, había tenido un papel, aunque pequeño, en el robo de la considerable colección de arte de los Alfonso. Trace tenía motivos para desconfiar, aunque, en el caso de Paula, él estaba casi seguro de que estaba injustificado.

—David, se rompió el brazo. Leonardo Dalton le hizo una radiografía. Si fuese una farsante, habría ido un poco lejos al romperse el brazo a propósito.

Pedro prefirió no contarle que el exceso de analgésicos había hecho que se comportara como si estuviese bebida. Cualquier farsante un poco avezado sabría que le pasaba eso y habría hecho cualquier cosa para evitarlo.

—Solo digo que todo suena un poco raro —replicó David—. ¿De dónde sacó la pintura?

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