viernes, 2 de febrero de 2024

Juntos A La Par: Capítulo 62

Pero con Paula las cosas serían distintas porque por más que representara la luz, la alegría y la felicidad para él, nada había cambiado verdaderamente e, inevitablemente, tendría que dejarla partir. No había otra solución.


—Estoy deseando recuperarme —dijo con voz teñida de frustración— , y volver al trabajo.


Necesitaba recuperar su rutina. Tomar de nuevo las riendas. Paula levantó el brazo para detener un taxi que se aproximaba.


—Y cuando estés bien, la agencia me asignará otro trabajo, otra persona a la que pueda ayudar.


Dejó que Pedro le abriera la puerta, esperó a que se sentara junto a ella y diera la dirección al conductor. Él lo hizo evitando posar la mirada en la curva de su espalda, en sus hombros en tensión. Y negándose a pensar en los pocos días que le quedaban con ella. Paula se despertó a la mañana siguiente con la convicción de que no podía seguir junto a él. Preparó un saludable desayuno y cuando él entró en la cocina, le hizo sentarse y le puso la férula, tal y como llevaba haciendo cada mañana. Por más doloroso que le resultara, seguía siendo su trabajo.


—Te he traído los periódicos —dijo, dejando dos tazas con leche humeante sobre la mesa.


—Gracias, les echaré un ojo más tarde —respondió Pedro—. Tengo cita con el doctor Cooper y con el fisioterapeuta.


—Ah, te…


—Lucrecia me llevará —Pedro bajó la mirada—. Hemos hablado esta mañana y se ha ofrecido a acompañarme.


—Estupendo —Paula tragó para deshacer el nudo que se le había formado en la garganta—. Aprovecharé para llenar tu congelador de comida para… Cuando me vaya.


Pedro alzó la mirada, pero Paula no pudo adivinar lo que pensaba.


—Tienes tiempo —dijo él—. No creo que vuelva hasta media tarde.


Paula asintió y continuaron desayunando en silencio hasta que Pedro se excusó para ir a prepararse.  Cuando sonó una bocina, salió. En la última mirada que dirigió a Paula, ésta vió que estaba serio y que sus ojos tenían una expresión sombría. Por primera vez, al verlo desaparecer tras la puerta, tuvo que reconocer lo que se había negado a admitir todo aquel tiempo: Estaba locamente enamorada de él. Lo había amado a pesar de su malhumor y de su dificultad para ceder el control a otros; una batalla que seguía librando que podía causar una nueva pelea con su médico. Sin embargo en aquella ocasión, ella no se enteraría a no ser que él quisiera contárselo. Suspiró profundamente y volvió a la cocina. No tenía sentido dar vueltas a algo que no tenía solución. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario