viernes, 23 de febrero de 2024

El Elegido: Capítulo 37

Pedro pensó que aquello no era asunto suyo pero de pronto se dió cuenta de que estaba aguantando la respiración.


-Y el joven Daniel es muy guapo, eso dicen todas las chicas del departamento -continuo Pablo-. Pero ella dijo que no.


Pablo dejó de mirar la revista y se concentró en Pedro que esperaba que su rostro no trasluciera la curiosidad que sentía.


-¿Tú no tendrás idea de por qué se habrá echado atrás, verdad?


Pedro sacudió la cabeza no muy seguro del sonido de su voz ya que sentía la garganta seca. Tal vez hubiera dejado la caza y hubiera decidido comportarse como una mujer soltera normal,capaz de organizar por sí misma su vida sentimental. Eso daría un giro importante a las cosas.


-Tal vez sólo necesitara recargar las baterías, prepararse para los contrincantes que se le presentarán la próxima semana -añadió Pablo.


-Tal vez -dijo Pedro, volviendo a la tierra de golpe.


-Bueno, ha sido más fácil de lo que creía. Dejó un grato recuerdo en todos los chicos que llevamos el otro día al canódromo. Cuando dije que estaba disponible y buscando, apenas si tuve que hacer nada más.


-Qué bien.


-Sí. He conocido a un montón de buenos tipos. Tuve que cancelar la cita con uno pero nos caímos tan bien que hemos quedado para jugar al squash a la hora de comer.


Pedro estaba decidido a no darle a Pablo la satisfacción de saber que sus comentarios estaban haciendo mella en él. Sentía unos molestos pinchazos de celos a cada palabra.


-¿Algo más en lo que pueda ayudarte?


-No -dijo Pablo mirando al techo en busca de inspiración.


-Puedo encontrarte trabajo para hacer si estás aburrido. Creo que nadie ha limpiado las persianas desde que me fui.


-Lo siento, Alf. Llegaré tarde a mi partida de squash -y diciendo esto se dirigió hacia la puerta. Justo antes de salir se dió la vuelta y miró a Pedro con una amplia sonrisa-. Y pensar que ahora mismo estaría comiendo solo en mi despacho de no haber sido por ese idiota con el que se chocó Paula en la calle que la desconcertó y la lanzó a una loca búsqueda de marido. ¡Uno tiene que adorar a esa chica!


-¿A quién estás llamando idiota?


Pedro comprendió entonces por qué Paula le había pedido que no le dijera nada a Macarena sobre el encuentro que habían tenido en la calle. ¡Así es que la había desconcertado! Pero si prácticamente lo había desnudado con la mirada aquella mañana. Será mentirosa... Merecía que se descubriera su pequeño engaño. A menos que lo encontrara realmente repulsivo desde aquel primer encuentro. Cada vez que se habían visto ella se había mostrado brusca con él, incluso le había dicho una vez que no era su tipo. Mucho mejor para él. No había razón ya para luchar por vencer la creciente atracción que sentía hacia ella si ella no lo encontraba atractivo. Entonces cayó en la cuenta del significado de lo que Pablo acababa de revelarle: Él era la razón de que Paula estuviera buscando marido.

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