lunes, 12 de febrero de 2024

El Elegido: Capítulo 15

 -Muy cierto -dijo Pablo mirando a su mujer con adoración.


Entre las risas generales Pedro le echó una alegre mirada a Paula y vió que ésta tenía la barbilla apoyada en la mano mientras observaba a sus amigos con una sonrisa de enorme felicidad. Tenía una expresión tan tierna y luminosa... En ese momento creyó comprenderla. No parecía tan extraño desear lo que aquella pareja tenía. Pedro sintió un súbito peso en el pecho. No era buen síntoma. Tenía que salir de allí.


-Perdón. Tengo que ir a empolvarme la nariz.


-¿Qué demonios le pasa esta noche, Pablo? -preguntó Macarena en cuanto Pedro hubo desaparecido-. Con tanto hablar de niños y de rubias no me parecía el Pedro Alfonso de siempre.


-¿Alfonso? -preguntó Paula con un hilo de voz pero deseando gritar-. ¿Es Pedro Alfonso? ¿Igual que tu jefe, Alf? ¿Igual que Pedro Alfonso ?


-Ah, sí. El mismo.


-¿Y qué demonios está haciendo aquí? Me dijiste que vivía en... Nueva Orleans o algo así. «Además, se suponía que tenía que ser calvo y con barriga y no exactamente lo contrario».


-Y era cierto -contestó Pablo-. Pero sin decir nada a nadie regresó a Melbourne hace un par de días.


Aquella mañana, solo en una esquina, lleno de equipaje, y un acento distinto. Paula enterró la cara entre las manos.


-Eso significa que le conté lo poco que me gustaba su idea de las peleas de boxeo, sin saber en ese momento que era su idea, y después lo acusé de meterse en el cuarto de baño equivocado sin darme cuenta de que era en realidad su cuarto de baño. ¿Es de verdad Pedor Alfonso? -repitió.


Pablo encogió los hombros y sonrió pesaroso.


-¿Y sabiéndolo has organizado esta cena y le has dicho que estoy buscando marido y que él era el número uno de la lista? -dijo Paula mirando a Pablo iracunda.


-¿Has hecho todo eso? -preguntó Macarena mirando a su marido.


-Vale, chicas, ustedes me metieron en este ridículo plan -contestó Pablo levantando las palmas de las manos en señal de rendición-. Entonces te invité a una «reunión» llena de hombres de verdad y tú decidiste meterte en el baño toda la noche. Después elijo al hombre más apropiado de todos los que conozco, lo invito a cenar pero tú me atacas -le dijo a Paula.


-Pero tú le dijiste...


-La verdad, Paula. Pero eso suponía preguntarme si mis dos mejores amigos no se enfadarían conmigo.


-Eso es muy tierno. Pau, tienes que perdonar a Pablo.


Paula pareció calmarse y Macarena se rió.


-Entonces el pobre Pedro piensa que estás loca por él. Ahora me explico por qué se ha estado comportando de una forma tan extraña.


-Bueno, en realidad -dijo Pablo-, él lo sabe todo y les ha estado tomando el pelo toda la noche.


-¡Ah! -exclamó Macarena alegre-. Ése es el Pedro Alfonso de siempre.


Pero a Paula aquello no le hacía gracia. Estaba pensando y planeando. Y a juzgar por el brillo en los ojos de Pedro parecía que estaba disfrutando. Bien, si lo que le gustaba era jugar...

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