viernes, 9 de febrero de 2024

El Elegido: Capítulo 9

 -Debía saberlo -dijo Pedro pensando en el gesto reconocimiento de Paula-. ¿Importa acaso?


-Supongo que no.


Pedro se puso de pie y Pablo lo acompañó hasta la puerta.


 -¿Qué vas a hacer esta noche? -preguntó Pablo-. ¿Te apetece cenar cordero asado? Hace años que Macarena no te ve y le encantaría que le contaras novedades.


Aunque tenía un montón de trabajo pendiente pensó que una cena en la grata compañía de sus amigos no sería ningún problema y no podía rechazarlo.


-¿A qué hora? -¿Hacia las siete?


-A propósito, yo nunca ando pavoneándome -dijo Pedro desde la puerta del despacho de Pablo.





-Fue horrible -se quejaba Paula doblada con la cabeza sobre las rodillas.


-Pablo te la ha jugado -dijo Macarena estirándose también bajo la atenta mirada de su instructor de yoga.


-Claro que lo ha hecho. Es un hombre y me ha demostrado ser un neandertal.


-Te prometo que si me hubiera dicho que era ese tipo de fiesta nunca le habría sugerido que te llevara con él. Le conté algunas cosas de tu padre pero no lo suficiente.


Macarena le puso una mano en el brazo a Paula y ésta sacudió el brazo aunque al momento se arrepintió de haberlo hecho. Hacía tiempo que había enterrado aquellos recuerdos y sabía que no era para tanto.


-Pablo piensa que ese Alfonso es un tipo «Inspirado» -continuó Paula con media voz-. Y a mí me parece que piensa al revés. Si quiere que sus empleados se relajen en uno de sus establecimientos, ¿Por qué no monta un balneario y los envía allí? ¡Yo podría organizar una fiesta mejor que él medio dormida y con una mano atada a la espalda!


-0 con la cabeza entre las rodillas, es evidente.


Paula sonrió a su amiga desde aquella posición.


-¿Entonces conociste a alguien encantador?


-No -dijo Paula recordando al instante los brillantes ojos color avellana. Además, no era encantador. Era su enemigo.


-No me sorprende. ¿Puedo preguntarte cómo pensabas conocer a alguien en la «Sala común» de paso hacia los lavabos?


-Para entonces lo único que deseaba era encontrar un lugar donde esconderme de aquella brutalidad.


-No sería una bonita historia que contar a tus nietos: «Nos conocimos de camino a los lavabos...».


-¿Para qué? -Paula suspiró mientras se estiraba para tocarse la punta de los dedos de los pies-. No encontraré marido, no tendré nietos a los que contar historias.


-Bueno, si ésta es tu actitud será mejor que cancele tu cita para cenar esta noche.


-¿Cenar? -Paula se levantó tan deprisa que tuvo que sujetarse para no perder el equilibrio.


Macarena se levantó más despacio y se dirigió hacia el rincón donde había dejado la ropa. Paula la siguió.

No hay comentarios:

Publicar un comentario