-Siempre y cuando no tenga que ayudar a Luciana a elegir entre candelabros de bronce o de peltre.
-Peltre -dijo Paula automáticamente sin dejar de garabatear la avalancha de ideas que llenaban su cabeza.
-Eso es lo que ella eligió. Ustedes dos están hechas la una para la otra.
-Creo que entre una fiesta y que te quedes para siempre, ella preferiría lo segundo -dijo Paula sin pensar.
-¿De veras? -dijo él con voz tenue al otro lado. La insinuación de Paula había quedado clara.
-Pregúntaselo, Pedro -dijo ella fingiendo que la pregunta no tenía doble sentido-, y ya verás lo que dice.
- Estoy seguro de que tienes razón -contestó él con su tono de voz habitual-. Supongo que tendré que esperar a tener noticias de Luciana para saber cómo va todo.
-Te lo agradecería. Y ¿Pedro?
-Sí, Paula.
-Gracias.
-No me lo agradezcas todavía -le advirtió antes de colgar.
Paula colgó el teléfono lentamente. Lara miraba expectante desde el otro lado de la puerta acristalada. Ella le hizo señas para que entrara.
-¿Y? -preguntó con los ojos relucientes.
-Puede que en breve salgamos en el periódico como la empresa organizadora que ha obtenido el contrato de Alfonso.
-¡Viva! -dijo Lara dando brincos y se sentó en la silla de antes, olvidando momentáneamente los tejidos.
-No tenías planes para las próximas dos semanas, ¿Verdad? - preguntó Paula.
-Todo puede esperar -contestó ella.
-Cuanto antes solucionemos los otros proyectos, antes podremos ocuparnos de Pedro Alfonso.
-Querrás decir de Alfonso...
-Pues claro -dijo ésta cambiando a continuación de tema-. Y ahora ponte de pie en la silla para que podamos terminar con esas telas antes de la comida. Algunos días me siento terriblemente infravalorada.
-No puedo creer que hayas hecho algo así -dijo Pablo desde la puerta del despacho de Pedro.
Pedro sabía por la expresión de Pablo que había escuchado lo suficiente.
-Pues créetelo, Paula. El tema de la organización se me está empezando a ir de las manos y estoy considerando la posibilidad de delegar parte para tener algo más de tiempo.
-Es la primera noticia que tengo.
-No tenías necesidad de saberlo antes, por eso la empresa lleva mi nombre y no el tuyo.
Pablo entró en la habitación y se tumbó en el sofá que había junto a la pared más alejada de la habitación. Se puso a hojear con gesto despreocupado una revista que Jacob tenía en la mesa de centro.
-No ha salido con nadie este fin de semana, sabes.
Tenía un par de posibles citas para ella, incluido el nuevo de Administración y Finanzas, Daniel Riley, el que trató de ligar con ella en el canódromo. Pero ella no quiso.
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