miércoles, 21 de febrero de 2024

El Elegido: Capítulo 34

«Ama a su hermana, apoya causas benéficas, tiene una sonrisa de infarto, y siempre será el anti-marido».


-Creía que no era así. Entonces no hay posibilidad de cenar juntos, ¿No?


-Además, no eres mi tipo -mintió.


Pedro parpadeó sorprendido y la observó con detenimiento.


-Y a todos esos pobres tipos, ¿También les dijiste esto mismo?


Paula retrocedió al notar la amargura en el tono de Pedro y supo que, decididamente, lo mejor era cortar toda posible relación antes de que fuera demasiado tarde.


-Adiós, Pedro.


Paula se alejó sintiendo la mirada ardiente sobre ella, y atravesó la sala para acercarse al dueño de la galería que la introdujo en su grupo de ruidosos amigos y allí se quedó hasta mucho después de que Pedro se hubiera marchado.



El intercominucador de Paula sonó el lunes por la mañana temprano.


-Tiene una llamada por la línea tres, señorita Chaves -dijo la recepcionista.


-¿Lara? ¿Te importa esperar aquí un momento, Tardo un minuto -se disculpo Paula ante Lara que la miraba desde lo alto de una silla en el centro de la habitación, con los brazos extendidos y sobre ellos innumerables muestras de tejidos.


-Atiende la llamada. Yo estoy bien aquí arriba -contestó Lara haciendo un gesto dramático.


-Paula Chaves-dijo Paula reclinándose sobre el sillón de cuero.


-Paula, soy Pedro. 


Paula se irguió sobre el sillón y apoyo con firmeza los pies en el suelo. No hacía falta que dijera que dijera quien era : Aquella voz profunda con acento americano le ponía los nervios de punta con sólo escuchar una sílaba.


-¿Quién es? -preguntó Lara moviendo los labios.


Paula sacudió la cabeza y se acercó el teléfono a la oreja. No había descansado en todo el fin de semana tratando de convencerse de que lo mejor para ella era olvidarse de él. Pero habían bastado tres simples palabras para hacerla dudar de nuevo: Si la estaba llamando para invitarla a cenar de nuevo no sabía si sería capaz de negarse.


-¿Sí, Pedro?


-Quiero contratarte para que organices una fiesta -dijo Pedro y Paula escribió su nombre en el cuaderno.


Lara leyó la anotación desde su posición en lo alto de la silla y se quedó con la boca abierta. Paula le hizo señales con la mano para que dejara las telas y saliera de la habitación.


-Buena suerte -dijo lARA en voz baja mientras salía sin hacer ruido.


Parecía que Pedro no la llamaba para invitarla a cenar de nuevo. Paula se alegró de que no pudiera ver lo sonrojada que estaba. Le había hecho caso y eso era lo que ella quería, ¿O no? Entonces fue cuando se dió cuenta realmente de lo que Pedro le había pedido. Le estaba pidiendo sus servicios profesionales pero ella sabía que las opiniones de ambos sobre lo que era una fiesta diferían bastante. Ya se imaginaba buscando algún local y publicitando un concurso de camisetas mojadas con una jarra de cerveza enorme como primer premio.

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