viernes, 8 de septiembre de 2023

Traición: Capítulo 61

 —La señora Alfonso se negaba a revelarme dónde estaba — explicó la joven, luchando por dominarse—. Yo ya le había causado suficientes sufrimientos a su hijo. No le dije que estaba embarazada. El miedo que leí en su rostro me disuadió de insistir.


Creo que tenía algo que ver con lo que había pasado en Europa, cuando su marido y ella se convirtieron en refugiados. Yo era joven, y había llevado una vida segura, protegida de todo. Y supongo que me sentía intimidad por mi padre. Por aquellos días, él me presionaba mucho, no dejaba de repetirme que Pedro no era un hombre de confianza. Llegué a caer enferma. No podía soportarlo.


—Fue así como forzó tu matrimonio con Martín. Al principio yo me puse muy contenta, pero luego comencé a darme cuenta de lo que había pasado. Sé lo mucho que te esforzaste por salvar tu matrimonio, Paula, pero lo de Martín era un caso desesperado, sin solución. Él te amaba, mientras que tú no, por mucho que lo desearas. Al menos de la manera que él esperaba. De la misma manera que amabas a Pedro Alfonso.


De camino a casa en el coche, Olivia le preguntó a su madre con inquietud:


—¿De qué habéis estado hablando la abuela y tú?


—De cosas de la familia, cariño —respondió Paula, forzando una sonrisa.


—No sabía que las cosas de la familia podían hacerte llorar... Gracias a Dios que Beatríz profesaba un amor incondicional a Olivia, pensó Paula. Gracias a Dios que todavía quedaban en el mundo personas como ella.


—Estuvimos hablando... De papá.


—¿Lo echas mucho de menos, mamá?


—Él no solamente era mi marido, cariño —repuso Paula con tono consolador—. Nos conocíamos desde que éramos niños.  Estaba tan encariñada con Martín como tú lo estás con Valentina y Camila.


—No creo que papá me quisiera a mí —le confesó Olivia, ruborizada.


—Ya hemos hablado de esto antes, corazón. Martín tenía problemas para expresar sus sentimientos.


—Pero él te quería a tí. No le importaba que yo fuera tan bien en el colegio, que sacara buenas notas. No le importaba que tocara el piano, o que me encantaran los caballos, ¿por qué ahora puedo querer tanto a Pedro cuando no sentía eso por papá?


«Quizá porque es tu verdadero padre, pero... ¿Cuándo y cómo voy a decírtelo», pensó Paula. Estaba convencida de que Adriana Alleman seguiría adelante con sus planes. Le había pedido a Beatríz que rompiera el anónimo nada más recibirlo.


—Es muy fácil querer a Pedro —fue lo único que repuso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario