lunes, 4 de septiembre de 2023

Traición: Capítulo 52

Finalmente todo el mundo ayudó a decorar el árbol de Navidad, para delicia de Olivia. Utilizaron todos los ornamentos posibles, y en lo alto colocaron la estrella de Belén, el símbolo de la paz: Un tradicional adorno que habían conservado los Chaves durante generaciones.


—Ahora solo nos hacen falta los regalos —exclamó Olivia, y tomó a Pedro de la mano, mirándolo con zalamera expresión—. Volverás, ¿Verdad, Pedro? Volverás para Navidad.


Diana no fue la única que advirtió el brillo de amor que relumbró en los ojos de Nick, mientras contemplaba a la pequeña Olivia.


—¡Oye, mira eso! —le susurró Diana a Norberto Geddes, que se hallaba a su lado.


—Oh, sí, quiere con todo su corazón a la niña —murmuró Norberto.


No en vano conocía muy bien a su antiguo alumno.


Diana y Norberto fueron los últimos en marcharse.


—Gracias por este fin de semana tan maravilloso, Paula —le dijo Diana, besándola en las mejillas—. Pedro necesita desesperadamente algo de tiempo libre para relajarse. Este lugar es un milagro. Trabaja tanto...


Poco después, Pedro, Paula y Olivia se quedaron solos en la casa. Como no podía ser menos, la pequeña estaba contentísima de que Pedro hubiera decidido quedarse con ellas. Y le insistió a su madre para que le cepillara el cabello y él pudiera ver lo bonito y brillante que lo tenía.


—Eres una jovencita preciosa —le dijo Pedro, sentado en un sillón, observando cómo su hija se volvía lentamente para enseñarle su melena, que casi le llegaba hasta la cintura. 


Recordó el hermoso cabello de su madre, tan negro y lustroso, y pensó sobresaltado que Olivia se le parecía cada vez más, y no solo en los ojos. ¿Cuánta gente lo habría notado además de Paula y de él mismo? La verdad podría perjudicar a mucha gente. Por encima de la cabeza de la pequeña su mirada se encontró con la de Paula, descubriendo en ella un reflejo de sus propios pensamientos.


—¿Por qué estás mirando a mamá de esa manera? —le preguntó Olivia.


—Estaba pensando en lo mucho que te le pareces, Olivia — respondió Pedro—. ¿Qué les parece si damos un corto paseo antes de que oscurezca? Podemos ir a ver a Gypsy y a Lady. Para Año Nuevo llegarán los caballos. Tu madre y yo iremos a recogerlos. Supongo que te gustaría acompañarnos, ¿Verdad?


—¿De verdad? ¿Estás hablando en serio? —Olivia ya estaba bailando de alegría.


—Soy consciente de que me hallo en presencia de una gran amazona —la miró, sonriendo.

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