lunes, 18 de septiembre de 2023

Aventura: Capítulo 7

Se había gastado tanto dinero en ropa que casi no lo podía creer; pero intentó animarse pensando que, por lo menos, ya no tendría que gastarse una fortuna en un vestido de novia. Tomás no iba a volver con ella. Ni ella tenía la menor intención de regresar al instituto Maybridge. Había tomado una decisión y era tarde para arrepentirse. Por otra parte, hay una norma no escrita que dicta que nadie debe ir a Italia sin llevar al menos un par de zapatos. Yo me he comprado tres pares, los que veis a continuación. Paula estiró una pierna, admiró los zapatos que se estiró una pierna, admiró los zapatos que se había puesto aquel día y les sacó una foto con el teléfono móvil para subirla al blog. Después siguió escribiendo: "Como ven, Roma es mucho más que un montón de ruinas antiguas. Pero como sé que arden en deseos de ver iglesias y no los quiero decepcionar, aquí tenéis una imagen de Santa María del Popolo. Seguro que la reconocéis enseguida. Salía en una de las escenas de la película «Ángeles y demonios». ¿Aún les parece que Roma es aburrida? No, seguro que no".


Mientras escribía, Paula pensó que su blog no era lo que el director de su antiguo instituto tenía en mente cuando le propuso la idea. Pero sonrió para sus adentros y pensó que, con un poco de suerte, se espantaría y lo retiraría del servidor de Internet del Maybridge. Después, miró las fotografías y se preguntó si Tom se molestaría en leerlo. E incluso si la propia Louise se podría resistir a la tentación de echarle un vistazo. Algunas de sus excompañeras de trabajo la habían escrito para comentarle que Micaela se había quedado embarazada, pero para ella no fue una sorpresa. El propio Tomás se lo había confesado días antes. No quería propio Tomás se lo había confesado días antes. No quería que se enterara por terceros, de modo que se lo había dicho él mismo. Como si así le fuera a doler menos. Por fin, dejó de escribir y comprobó el correo electrónico. Tenía un mensaje de su madre, con una fotografía adjunta en la que aparecía su padre recibiendo un premio por sus veinticinco años de servicio en el trabajo. También tenía uno de Alberto, quien quería saber si había avanzado algo con la búsqueda de un amante italiano. Respondió de forma escueta a sus padres y a su bisabuelo. No tenía tiempo para extenderse. Y a decir verdad, tampoco tenía tiempo para buscarse amantes. Pilar se había ofrecido a presentarle a algunos de sus amigos, Paula Todavía no había superado lo de Tomás. A continuación, echó un vistazo a los mensajes de sus colegas del Maybridge. Una quería saber si le iba bien y otra, si podía pasar por Roma y quedarse en su casa unos días. Respondió afirmativamente en los dos casos y les habló por encima de su nueva vida y de sus nuevos compañeros de trabajo, que ya la habían invitado a conocer sus casas. Sin embargo, tampoco tenía tiempo para socializar en ese sentido. Además, en la capital italiana había demasiadas cosas que hacer y demasiadas cosas por ver. Había hecho la carrera de Historia, pero la ciudad era mucho más que Julio Cesar, Antonio y Cleopatra y la muralla de Adriano. Era tanto más que dedicaba casi todo su tiempo libre a pasear por ahí como una turista, sacando fotografías y disfrutando de los impresionantes paisajes. No obstante, cuando llegó el sábado de su segunda semana en Italia, salió de Roma para visitar un pueblo. El pueblo de Isola del Alfonso. No tenía intención de revelar su identidad a nadie. Sólo quería saber lo que le había pasado a Lucía. Quería saber si estaba viva y, de estarlo, si se encontraba bien. A fin de cuentas, su familia tenía una deuda con ella. 

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