viernes, 16 de septiembre de 2022

Un Gran Equipo: Capítulo 56

 –Tortugas, al centro del campo –Paula le hizo un guiño a Thiago mientras Florencia, Damián y Pedro le hacían el gesto de victoria desde las gradas–. Quiero recordarles a todos que lo más importante es dar lo mejor de uno mismo y pasarlo bien. Catalina y Tomás como delanteros, Joaquín y Thiago como defensores.


Paula miró a Joaquín con gesto de disculpa. El niño que había llorado durante todos los entrenamientos tenía los ojos secos por el momento, pero abrazaba un conejo de peluche como si quisiera llevarlo al campo con él. ¿Y por qué no?, se preguntó. El conejito podría ser su mascota oficial. Tal vez podría convencerlo para que llevase una tortuga de peluche la próxima vez… Solo esperaba que entre sus padres y ella no estuvieran creándole un complejo por empujarlo a hacer algo que evidentemente no quería hacer. En cuanto empezó el partido, el padre de Agustín exigió saber cuándo era el turno de su hijo.


–Durante el calentamiento se ha portado muy mal con los jugadores del otro equipo, así que no voy a recompensarlo –le explicó Paula–. No está bien llamar «Perdedor» a nadie.


Especialmente cuando había razones para creer que iban a perder por goleada. El asunto no pintaba nada bien. Joaquín estaba inmóvil, agarrándose a su conejito como si fuera un escudo, y Catalina había metido un gol… Para el equipo contrario.


–¡Otro gol, cariño! –gritó Paula–. ¡Inténtalo de nuevo... Pero en la otra portería!


¿Por qué demonios había aceptado entrenar a un equipo de niños?


–¡Venga, chicos!


Thiago le pasó la pelota a Tomás, que metió un gol, afortunadamente en la portería adecuada, y Paula lanzó un grito de alegría.


–¡Muy bien, Tortugas!


Cuando terminó el primer tiempo solo tenían ese gol en su marcador, pero estaba satisfecha. Pedro se acercó para animarlos, llevando botellas de agua para todos.


–Se te da muy bien.


–Sí, seguro, por eso vamos cinco a uno –Paula suspiró–. ¿Los niños de los Meteoros no te parecen más altos? Yo juraría que sí.


–Sí, es cierto. La mafia del fútbol infantil no se detiene ante nada. Seguro que han cambiado las fechas de nacimiento de los jugadores –bromeó él.


Paula rió, animada por su presencia.


–Me alegro de que estés aquí –le dijo, poniéndose de puntillas para besarlo.


–Y yo estoy encantado de ayudar. Por cierto, ¿Qué ha pasado antes con ese energúmeno?

No hay comentarios:

Publicar un comentario