lunes, 12 de septiembre de 2022

Un Gran Equipo: Capítulo 48

 –Le pediste a Silvana que se casara contigo cuando solo llevaban unos meses saliendo juntos y ahora, después de un par de semanas, crees que…


–Esto no tiene nada que ver con Silvana –lo interrumpió Pedro–. Paula y ella no se parecen en nada. Con Silvana nunca sentí como si…. Como si no pudiera controlar lo que hago. Nunca sentí esa pasión. No te ofendas –añadió, al recordar que estaba hablando de la esposa de Juan Manuel.


–No me he ofendido. De hecho, si dijeras que sentías pasión por mi mujer podríamos tener unas palabras.


–¿Cuánto tiempo tardaste tú? ¿Cuándo supiste que estabas enamorado de Silvana?


–Enseguida.


–Pero no querías estar con ella.


–Tú sabes que hice todo lo posible…


–Entonces, admites que negar una atracción no significa que la atracción no esté ahí.


Juan Manuel sacudió la cabeza.


–Mira, creo que es estupendo que sientas algo por Paola…


–Paula –lo corrigió Pedro.


–Y que ella sienta lo mismo por tí. Porque ella siente lo mismo, ¿No?


–No lo sé, creo que sí. Ella no estaba buscando una relación, pero… Le he prometido que no lo lamentará.


–Eso es mucho prometer, amigo –le advirtió Juan Manuel–. ¿No te has parado a pensar que deberíais ir más despacio? Tal vez ir al cine, salir a cenar, por ejemplo.


Pedro lo fulminó con la mirada. La actitud de su amigo era increíble. Él, que había roto un compromiso, era el menos adecuado para dar consejos amorosos.


–No te metas en esto, McBride.


–Muy bien.


Volvieron a trabajar en silencio durante unos minutos, pero Juan Manuel era una persona demasiado directa y llevaban demasiados años siendo amigos como para guardar silencio.


–Tal vez Paula sea la mujer perfecta para tí.


–Eso espero.


–Solo pensaba que estabas apresurándote para hacer realidad tu sueño de formar una familia...


–No es eso –insistió Pedro.


Pero su cerebro eligió ese momento para recordar la imagen de Paula e Isabella en el estadio. Había tenido la sensación de que era una fotografía familiar, lo que él más quería. Parecían una familia y no podía negar que eso lo había emocionado. ¿Podría haber cierta verdad en las palabras de Juan Manuel? ¿Estaba enamorándose de verdad de Paula o de todo lo que ella representaba?




Cuando Paula llegó a la oficina el lunes se quedó más que sorprendida al ver a Pilar Harrington esperándola. Aquello no podía augurar nada bueno.


-Hola, Pilar. ¿Qué tal el fin de semana?


–No tan bien como el tuyo, seguro –respondió la morena, con una sonrisa enigmática–. Te oí hablando con Pedro sobre ir a navegar el sábado.


La semana anterior podría haber intentado explicarle las fobias de su sobrino, pero dudaba que lo creyera porque había presenciado el beso en el estadio.


–No es asunto tuyo –le dijo–. Si crees que no estoy haciendo mi trabajo como debería o que Pedro muestra algún tipo de favoritismo hacia mí, entonces habla con Recursos Humanos. O Con Javier. Pero si no es así…

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