lunes, 5 de septiembre de 2022

Un Gran Equipo: Capítulo 31

 –En Recursos Humanos lo van a pasar en grande con lo de ayer –siguió diciendo Javier, sentado tras su escritorio–. Tendremos que hacer un seminario sobre acoso sexual en el trabajo o algo así. ¡Esto no es una película de James Bond! Cuando te dije que vigilases a las dos mujeres del departamento no me refería a que te acostases con ellas para conseguir información. Aunque supongo que es comprensible que te interese una chica tan guapa como la señorita Chaves…


–Paula y yo no nos acostamos juntos –lo interrumpió Pedro–. Y te aseguro que cuando la besé no estaba pensando en encontrar a la persona que pasa información a la competencia.


Javier enarcó una ceja.


–Todo el mundo sabe que estás haciendo un trabajo de seguridad. Si teme que sospechas de ella, tal vez esté seduciéndote deliberadamente…


–Paula no es la traidora.


–¿Entonces ya has encontrado una pista?


–No exactamente –respondió Pedro–. Al principio pensé que podría ser ella porque tiene que hacerse cargo de sus sobrinos, pero me dí cuenta de que esa teoría es un sinsentido. Su hermano murió recientemente y tú dices que el sabotaje ocurre desde hace meses.


–Estás dejándote llevar por sentimientos personales, Pedro. Tienes que alejarte de Paula Chaves.


Pedro, acostumbrado a ser su propio jefe, miró a su amigo con gesto de enfado.


–¿Hay alguna norma en la empresa que prohíba salir juntos a dos empleados?


–No, pero…


–Entonces no me digas con quién puedo salir.


–Vaya, demonios...




Después de la interrupción de Thiago, Paula se había apartado como si la quemara para distraer al niño con un montón de preguntas. «¿Estás bien, cariño?». «¿Quieres ir al baño?». «¿Te apetece otro refresco?». Lo había colocado a  entre ellos durante el resto del partido y luego se había despedido a toda prisa antes de salir corriendo. ¿Porque lamentaba el beso o porque todo el mundo lo había visto?


–Alfonso, no me estás prestando atención.


–Sí, claro –murmuró Pedro, sin dejar de mirar por la ventana.


–Groverton, la empresa de ingeniería que se declaró en bancarrota, ya ha anunciado que acepta ofertas, así que haremos una esta misma semana. Como parece que hasta ahora te ha resultado imposible encontrar al culpable… –siguió diciendo Javier, en tono condescendiente– tal vez esto te dará la oportunidad de encontrarlo antes de que él o ella borre sus huellas.


–Podría funcionar si esa persona se atreve a tentar a la suerte haciéndolo de nuevo.


–No creo que vaya a parar ahora. Si se salen con la suya, los ladrones se sienten invencibles.


–Como no soy un ladrón, no lo sé. Pero si tú lo dices…


Javier hizo una mueca.


–Bueno, hemos terminado por el momento.


Pedro salió del despacho con notable entusiasmo y tuvo que hacer un esfuerzo para no ir directamente al de Paula. Lo único que lamentaba del beso era que todo el mundo lo hubiera visto. ¿Se mostraría incómoda cuando volvieran a verse? En su opinión, eran dos adultos que trabajaban juntos temporalmente en una empresa en la que no había ninguna norma en contra de que los empleados confraternizasen, de modo que no había ningún problema. Aunque entendía que Paula seguiría allí cuando él se fuera, y tal vez por eso pensaba de otra forma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario