viernes, 30 de septiembre de 2022

Otra Oportunidad: Capítulo 7

 -Créame, señor Alfonso, si hubiera intentado matarlo, habría encontrado una forma más fácil y sencilla que hacer que saliese disparado de un Jeep.


Tomó un trago del café, hizo un gesto de disgusto ante el amargo sabor y luego lo miró. Tenía facciones fuertes y huesudas, la piel morena por el sol y los ojos verdes como esmeraldas húmedas. Su pelo era del color de la caoba brillante y le caía sobre la frente en una onda. Si tuviera que describir su aspecto con una sola palabra, diría que tenía un atractivo sexual.


-¿Cree en realidad que podremos trabajar juntos? -le preguntó. 


Pedro no podía imaginarse haciendo ningún tipo de trabajo junto a esa mujer, pero se cuidó bien de decirlo. Zolezzi Gas and Exploration necesitaba un buen geólogo desesperadamente. Si iba a ser Paula Chaves, entonces tendría que hacer un esfuerzo y concentrarse en ser profesional.


-Si usted puede olvidar la primera vez que nos vimos, yo también puedo -dijo.


Ella olía a lilas y antes de poder controlarse, un montón de preguntas lo asaltaron.


-Muy generoso de su parte -respondió ella.


Pedro dejó escapar el aire que estaba conteniendo. Si la memoria no le fallaba, lo único que ella le había dicho era que estaba divorciada y que llevaba diez años trabajando de geólogo. Aparte de eso, no tenía ni idea de dónde provenía o de cómo su padre la había logrado seleccionar de una larga lista de potenciales candidatos para el puesto. Paula tomó otro trago de café.


-Yo, ejem..., Al día siguiente del accidente me dirigía al hospital a ver cómo se encontraba cuando una llamada urgente me obligó a tomar un avión de vuelta a los Estados Unidos. Llamé al hospital más tarde y una enfermera me aseguró que estaba bien. Me alegré de ello.


Pedro se había convencido de que no le importaba si Paula Chaves tenía la cortesía de ir al hospital a ver si se había muerto o no. Pero ahora, sentía que tenía quince años en vez de veinticinco. Su explicación lo hacía sentir ridículamente bien.


-Solo tuve la molestia de una escayola -dijo, forzándose a separarse de ella.


Tomó su taza y se acercó a la pared de cristal. Las montañas cubiertas de coníferas se extendían ante sus ojos hacia el sur. Hizo el esfuerzo de mantener su atención fija en su belleza en vez de la de Paula Chaves


-¿Qué la ha traído a Zolezzi Gas and Exploration? -le preguntó-. Hace seis semanas tenía un trabajo con una buena empresa.


Paula se preguntaba lo mismo. Se hallaba satisfecha con sus anteriores jefes. Sus oficinas centrales se hallaban en Houston, el centro de la industria petrolera. Le pagaban un salario excelente y la gente con quien trabajaba era de lo más agradable. Pero se había sentido ahogada en la ciudad. Y aunque no le gustase reconocerlo, se había enfrentado al hecho de que su vida se había estancado. Quería y necesitaba un cambio. Sin embargo, si hubiese sospechado que ese hombre era parte de Zolezzi Exploration, nunca habría aceptado el trabajo. 

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