miércoles, 28 de septiembre de 2022

Otra Oportunidad: Capítulo 2

Él dejó escapar un gemido de cansancio. Josefina y su madre, Ana, eran hermanas. Con toda probabilidad, esa conversación se repetiría entre las dos. Realmente tendría que hacer un esfuerzo para elegir sus palabras con mayor sensatez. Pero, ¿por qué se preocupaba? Su madre ya sabía lo que sentía al respecto.


-Oh, oigo lo que dicen mis amigos casados. Y he tenido algunas novias que me han dado más de una pista de lo que sería tener a una mujer constantemente atado a mí -haciendo un gesto de disgusto, se pasó la mano por el pelo castaño y el mechón le volvió a caer sobre la frente-. No quiero decir con ello que crea que el matrimonio es algo malo. Después de todo, a Fernando parece encantarle ser esposo y padre. Y ahora Luciana, mi melliza, parece caminar en una nube rosa. Pero estoy convencido de que eso no es para mí.


-Nunca me he entrometido en tu vida, Pedro -le dijo Josefina, dándose golpecitos en la barbilla con el índice mientras lo observaba detenidamente.


-Así que no arruines tu reputación comenzando a hacerlo ahora -le respondió él.


Josefina simuló no reconocer su tono de advertencia. 


-Los últimos años has cambiado de mujer como de camisa.


Pedro lanzó un resoplido por la naríz.


-Es verdad. Y ninguna me quedaba bien.


-Sé que no lo crees así, Pedro -suspiró Josefina-, pero hay una mujer especial allí afuera para tí.


-No, tía Josefina, en eso estás equivocada. Todas las especiales están ocupadas. De una forma u otra.


Ambos sabían que se refería a la muerte de Soledad. Pero ella decidió que no era el momento de sacar a relucir la trágica pérdida de Pedro.


-No te enfades conmigo -dijo Josefina y le dió unos golpecitos en el hombro-. Es que tu tía vieja está más preocupada por tu salud mental que por el estado de ese pie flacucho.


-Mi salud mental está fenomenal ahora que he vuelto a Nuevo México -dijo Pedro, echando una mirada irónica al pie-. Y no compares mi pie con el de Fernando. Tu hijo tendría que haber sido jugador de fútbol en vez de Texas Ranger. La profesión habría sido mucho más segura, si quieres mi opinión.


-Muchísimo más -sonrió Josefina y luego señaló su tobillo recién soldado-. Pero me da la impresión que trabajar en el petróleo no es tampoco demasiado seguro. No recuerdo haber visto nunca a Fernando con muletas durante seis semanas.


-Tienes toda la razón, tía Josefina -dijo Pedro, dando una fuerte palmada al vinilo acolchado de la camilla-. No ha sido el petróleo lo que ha causado la rotura de mi tobillo. ¡Me lo hizo una mujer!


Josefina arqueó una ceja con divertida ironía. 

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