lunes, 12 de septiembre de 2022

Un Gran Equipo: Capítulo 47

Su madre era una mujer buena e inteligente que había soportado la muerte de su marido y, más tarde, un cáncer con mucha entereza y buen humor. En realidad, Paula se parecía a ella en carácter y personalidad. Y Pedro las admiraba por ello. Mientras tomaban un café, charlaron sobre el cuartel de bomberos en el que trabajaba Juan Manuel, sobre sus padres y sobre la temporada de fútbol. Pedro estuvo a punto de mencionar a Paula, pero después de decir durante el partido de tenis que no había nada entre ellos no sabía cómo sacar el tema sin admitir que Juan Manuel había tenido razón. Aunque fuese cierto.


–Si el suelo fuese de madera habría que aislarlo, pero es de cemento, así que no habrá ningún problema. Lo único que tenemos que hacer es poner dos vigas de soporte. Bueno, también hay que hacer la instalación eléctrica, pero Silvana ha insistido en llamar a un electricista porque teme que me electrocute.


–Una chica inteligente –bromeó Pedro.


Estaban midiendo unos tablones de madera cuando recibió un mensaje de Javier Daughtrie preguntando si había habido actividad no autorizada desde que finalizó la oferta a Groverton. Juan Manuel sonrió.


–¿Esperas alguna llamada importante? Lo digo porque has sacado el móvil del bolsillo como si te fuera la vida en ello.


–No, no espero ninguna, pero estaría bien que Paula me llamase. ¿Recuerdas la compañera de trabajo de la que te hablé? Pues la situación está resuelta.


–¿Has cambiado de opinión sobre salir con chicas de la oficina?


–He cambiado de opinión antes que ella. Ahora mismo, Paula está muy ocupada atendiendo a dos niños… Sus sobrinos, de los que se ha hecho cargo.


Juan Manuel lanzó un silbido.


–Eso sí que es llevar carga.


–No lo es. Isabella es un bebé adorable y Thiago un niño precoz de seis años que es fan de los Astros.


–Ah, entonces me cae bien.


–Isabella y Thiago son especiales. Bueno, Paula también es especial –Pedro miró al hombre que era como su hermano–. Creo que estoy enamorándome de ella.


–¿Qué? No me lo creo.


–Pero si el otro día eras tú el que me animaba…


–Sí, pero… –Juan Manuel dejó la herramienta que tenía en la mano–. ¿Hace una semana pensabas que salir con ella era mala idea y ahora crees que te has enamorado? Eso me suena.


–¿Qué quieres decir?


–Que es un patrón de comportamiento turbador –respondió Juan Manuel–. Sé que quieres formar una familia, que nunca te ha gustado ser hijo único, que sigues echando de menos a tu padre y que tienes mucho que ofrecerle a una mujer. Y entonces conoces a una mujer que ya tiene una familia…


–Sigo sin entender.

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