miércoles, 4 de mayo de 2022

Enfrentados: Capítulo 6

 -Hola hijos soy Alicia Chaves. ¿Estas aquí para llevarte la casa rodante?-le pregunto sin perder un punto.

-Si.


Dejó de tejer y una mano nudosa le dió unas palmadas en la suya.


-Buena suerte querido , esbozó una sonrisa agradable, Pero Luis y yo planeamos llevárnosla. Queremos ir a Florida, sabes, sonrió otra vez mostrando su dentadura postiza. Y no pensamos perder.


Pedro también le sonrió.


-Ni yo tampoco. 


Su sonrisa se desvaneció , retiro la mano y continuó tejiendo. Clic,clac,clic,clac.., Sin duda haciendo un lazo para echárselo al cuello a cualquiera que intentara durar mas que Luis y ella. A sus espaldas, se oyó una palabrota muy impropia de una señorita. 


-Tengo veintiuno, dijo.


 Pedro se volvió y vió a Paula.

 

-No creo que los aparentes.


Se había recogido la melena lisa con una cola de caballo un estilo juvenil que complementaba con una piel tersa y aterciopelada. Tenia los ojos brillantes, de un tono intenso como el de las esmeraldas y una boca generosa que jamás la había visto sin carmín rojo , Una boca que parecía pedir a gritos que la besaran a todos los hombres excepto a Pedro, que jamás había sido su tipo. Era una de las mujeres más altas que conocía, esbelta y atlética, y dada a vestir vaqueros rosa fucsia y camisetas que nunca le cubrían el ombligo. Benditos los diseñadores que nunca pensaban en las personas que tenían el cuerpo largo. Atisbar aquel pedazo de piel blanca y sedosa podría convertirse en su pasatiempo favorito. Remataban el atuendo unas botas de tacón alto. Paula, que no pareció apreciar su mirada lasciva, lo miró con evidente indignación.


-No he dicho que tenga veintiuno, sino que tengo el número veintiuno. Ya no podré montarme en la caravana.


-Vaya, qué fácil ha sido ganar la apuesta.


Miró a Paula, cuya expresión ceñuda se había intensificado.


-Aún no ha terminado dijo-. Algunas de estas personas tal vez hayan venido a acompañar a los concursantes. 


Dejó su maletón en el suelo y se sentó al lado de Pedro.


-¿Pero qué llevas ahí? ¿Ropa para un año o para tres días?


-Prefiero venir preparada que enterarme a los dos días de que no tengo desodorante. Tal vez esté aquí más de tres días.


Pedro se inclinó y le susurró al oído:


-Si quieres durar más que Luis y su chica, estos de aquí a mi lado, tal vez tengas que pasar semanas aquí. Ella tiene mucho que tejer.


Una sonrisa se dibujó en el rostro de Paula.


-Estoy preparada -arqueó una ceja mientras señalaba su bolsa de gimnasia-. ¿Y tú?


-Viajo ligero de equipaje.


-Entonces vete de aquí y cédeme tu puesto. 


-Paula, cariño, pareces casi desesperada. 

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