viernes, 27 de mayo de 2022

Enfrentados: Capítulo 56

 -Tú no fallaste a la empresa, Pedro; no fue culpa tuya.


Él se apartó y se sentó en el borde de la cama.


-Lo perdimos todo. El banco se quedó con los equipos. Tuvimos que pagar a los programadores y nos quedamos sin nada. Entonces, claro está, no pudimos quedarnos en California, puesto que nadie nos iba a dar trabajo. Así que regresamos a casa.


Paula lo abrazó por la espalda. Pedro pestañeó varias veces para no echarse a llorar. Ella apoyó la cabeza en su hombro y lo besó suavemente en el cuello. Una sensación de seguridad, de aceptación, le llenó el corazón. Paula. ¿Cómo había tenido la inmensa suerte de encontrarse con ella? Mientras lo abrazaba sintió que se quitaba de encima parte del peso de la culpabilidad. ¿No era aquello lo que había estado buscando? ¿Cómo podía no haberse fijado antes, cómo podía haberla ignorado todos aquellos años? Allí mismo, en Mercy, estaba la mujer que siempre había deseado tener. Se quedó allí, tomando fuerzas de su abrazo. En su gesto había aceptación, amistad de verdad, algo que casi rayaba en... Amor.


-Hiciste lo que pudiste -le dijo ella-. No puedes seguir culpándote.


-Sí que puedo -Pedro se volvió hacia ella-. Llevo tiempo ahorrando el dinero que me pagan por escribir manuales, pero no es suficiente. Si gano la caravana, podré venderla y tendré bastante para volver a montar el negocio. Creo que tendré capital de sobra para cinco meses más, que espero sea suficiente para poder despegar.


Se tumbó de nuevo y Paula hizo lo mismo. Entonces él se tapó con la manta y ella se acurrucó junto a él. Deseó tanto abrazarla. Pero no lo hizo porque aún no estaba seguro de lo que sentía ella. Tal vez lo rechazara y todos esos sentimientos acabaran perdiéndose.


-¿Y si no ganas la caravana?


-Me preocuparé de cruzar el puente cuando llegue -dijo Pedro en voz baja-. Mientras tanto, estoy echando al agua unos cuantos barcos más. 

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