viernes, 13 de mayo de 2022

Enfrentados: Capítulo 27

Por primera vez en su vida, Paula se quedó sin habla. Aquella tensión que se tejía entre ellos la había dejado vulnerable, indecisa.


-Cuando te ofrecí un sitio en la cama lo hice por amistad. Anoche me dejaste bien claro que no sientes lo mismo que yo. Que esta atracción que hay entre nosotros sólo existe por mi parte.


-Sí, así es. 


Y mejor dejarla así. Iba a abandonar aquella ciudad para iniciar una nueva vida, una que no se centrara en un hombre particularmente uno cuya idea de ser responsable era cerrar la puerta del frigorífico después de beber a morro del cartón de leche. Se aclaró la voz y se levantó de la cama.


-Supongo que sigo viéndote como al chiquillo de la casa de enfrente.


-Supongo que sí -agarró el bolígrafo y el bloc-. Al menos siempre serviré para frotarte la espalda.


Ella se mordió el labio y asintió. Entonces salió de la habitación, lejos de todas las implicaciones que flotaban en el ambiente. Antes de poder agarrar el pomo de la puerta del baño, Luis pasó junto a ella y se coló con una rapidez impresionante para ser un hombre que se había pasado la vida durmiendo. Cerró la puerta y echó el cerrojo.


-¡Eh, mi maleta está ahí! ¡Déjeme entrar!


-No lo moleste, querida -Alicia le puso la mano en el brazo-. Luis acaba de beberse su batido de la mañana. Estará ahí un rato -Alicia sonrió, claramente conocedora de los hábitos intestinales de sumarido-. Un buen rato.


Paula se llevó la mano al estómago, intentando ahogar la imagen que su comentario había conjurado en su mente. Se volvió a mirar a Pedro, que continuaba escribiendo en el bloc. En su rostro había una intensidad desconocida para ella. El Pedro que había conocido había pasado de curso en el colegio sin apenas levantar un lapicero. Las chicas se habían prácticamente postrado a sus pies, ofreciéndose para hacerle los exámenes de matemáticas o sus trabajos de inglés.  El hombre de la cama no era el Pedro que pensaba que conocía. Y la mujer que había sentido aquella carga de atracción cuando él le había retirado el mechón de la cara... Esa tampoco era la Paula que ella conocía. Cuanto antes ganara la caravana y se marchara a California, mejor. 



"Gracias por recoger mi coche. Buenas noticias. Ahora son las tres de la tarde del segundo día y se han marchado dos personas más. Tamara se marchó para ir a una fiesta y Javier Madison ¿Lo recuerdas del equipo de futbol? se marchó cuando sus hijos le rogaron que volviera a casa. Hasta ahora, la cosa va bien. He pasado casi toda la noche con ese manual que estoy haciendo para Soluciones Informáticas y estoy muerto de cansancio. Voy a darme una ducha, si queda agua caliente".


Pedro firmó y cerró el ordenador; entonces se puso delante de la puerta del baño y esperó a que saliera la persona que estuviera dentro. Después de toda una noche de trabajo, retocando otra idea que aún no había cuajado del todo, estaba frustrado, cansado e irritable. Y desesperado por darse una ducha. 

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