miércoles, 11 de mayo de 2022

Enfrentados: Capítulo 21

Pedro la observó un momento, pero permaneció en silencio. A su lado, Alicia y Luis habían dejado de jugar a las cartas e intentaban escuchar su conversación con todo descaro. Rafael y Julia estaban en el sofá besándose. Adrián había vuelto a su posición delante del televisor, acompañado por Tamara en ese momento. Javier estaba justo detrás de ellos, mostrando las fotos de sus hijos a la cámara de televisión. Renee estaba sentada en el sillón, limándose las uñas. Del dormitorio salían los ronquidos de Arturo, y Graciela estaba viendo un culebrón.


-No lo sabía -le dijo en voz baja.


Paula se volvió un poco para que Alicia tuviera que aguzar bien el oído.


-Bueno, todo terminó ya. Alberto murió hará un par de meses. Chocó el tractor contra un árbol. Como siempre conducía bebido.


-¿Y tu madre... ? Murió cuando tenías diez años, ¿No?


-Once -dijo Paula con pena.


-¿Quién te educó después de eso? ¿No se ausentaba Alberto muchas veces?


Paula resopló.


-Sabes, te he preguntado a tí cómo estabas. ¿Cómo hemos terminado hablando de mí?


Se apartó del mostrador, sacó un vaso de plástico de un estante y lo llenó de agua del grifo. Con la bebida en la mano se quedó mirando por la ventana, a los compradores y las plantas de plástico. Se negaba a hablar del pasado. En los días siguientes quería borrarlo para siempre de su mente. Si continuaba dándole vueltas a esas cosas sólo conseguiría complicarse la vida.


-¿Por qué te has enfadado tanto con ese reportero?


-Por nada.


Se dió la vuelta.


-Ah, entiendo. Tú quieres que yo te cuente toda mi vida, pero cuando se trata de la tuya, cierras la boca -dio un sorbo y dejó el vaso sobre el mostrador. 


Pedro miró hacia el equipo de televisión, y Paula hizo lo mismo. En ese momento estaban entrevistando a Nancy a la entrada de lacasa rodante.


-Has empezado a hacerme preguntas muy personales.


-Sé lo que es.


Señaló con la cabeza en dirección a Alicia y Luis. Pedro sonrió y le hizo un gesto con la cabeza para que lo siguiera.


-Lo siento -dijo él.


-¿Por qué?


-Por hacerte preguntas demasiado personales. Cuando me las han hecho a mí hace un rato, me ha dado muchísima rabia. Sólo es que...


No terminó la frase. La estaba mirando de aquel modo tan extraño que de haberse tratado de otro hombre le habría parecido interés.


-Escucha, el aire de la caravana parece que nos está afectando a todos -dijo ella-. Olvídalo todo. 

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