lunes, 23 de mayo de 2022

Enfrentados: Capítulo 48

 -¿Te gustaría contarnos algo? -le preguntó Nancy mientras blandía unas hojas delante de Renee-. Como por ejemplo por qué mentiste en este formulario.


-Yo... Yo... Yo no mentí -Renee se puso colorada.


-¿Tienes acaso algún abuelo que esté vivo?


Renee agachó la cabeza.


-No, pero..


-¿Sabías que hay una orden de busca y captura del Departamento de Policía de Lawford? -Gustavo, claramente deseoso de sacar los trapos sucios de Renee, consultó su bloc de notas-. Por conducir con el permiso caducado, por conducir un coche sin asegurar, por abandonar la escena de un accidente después de darse un golpe con el coche. Por no mencionar los varios cientos de dólares que debe por multas de velocidad y de aparcamiento -le colocó el micrófono delante.


-Desde luego no pensamos concederle esta preciosa caravana a una persona que no deja de incumplir las leyes de tráfico -lo interrumpió Nancy.


Como si acabara de darse cuenta de que saldría en las noticias de la televisión local, Renee apartó la cámara a un lado. Fue corriendo al dormitorio, sacó su maleta y salió de la caravana a toda velocidad. Pero no llegó lejos. Dos policías la recibieron a la puerta y le quitaron la maleta antes de llevársela. Gustavo Kent sonrió con alegría y se volvió hacia la cámara.


-Que sea la entrada para el parte de las cinco. El público no se moverá del asiento.


-No pongan al centro comercial como responsable -le advirtió Nancy-. No comprobamos si el contenido de los formularios era cierto, por amor de Dios. Sólo los leímos.


-Ah, no. Jamás se me ocurriría aprovecharme del centro comercial para sacar una historia.


Pedro vió claramente que estaba mintiendo. Gustavo Kent era una rata. Una rata que podría resultarle útil, bien mirado. Gustavo levantó de nuevo el micrófono.


-Aquí estamos en el sexto día de «Sobrevive y Conduce» en el Centro Comercial de Mercy. Después de la salida apresurada de Renee Angelo, quedan siete concursantes. Siete personas encerradas en una batalla por una casa rodante de ochenta y cinco mil dólares. ¿Cuál es su estrategia? -dirigió el micro hacia Pedro-. He oído que usted y Paula Chaves se conocen desde hace mucho tiempo. Amigos de la infancia y todo eso.


-Nos conocemos -fue todo lo que concedió.


-Estoy seguro de que ha oído hablar de aquel heroico rescate en el hielo. Aunque tal vez debería preguntárselo a ella -Gustavo inclinó el micro hacia Paula.


-Déjela al margen de esto.


-¿Por qué? Estoy seguro de que tiene historias sobre usted que contarnos -sonrió-. Sabe, estuve leyendo los periódicos que publicaron artículos sobre aquel rescate, y hay algo... -hizo una pausa-, hay algo que no me cuadra.


-Lo que pasó hace veinte años no tiene nada que ver con este concurso.


-Bueno, yo creo que sí. La gente tal vez no se sienta tan inclinada a cederle su puesto a un héroe si se dan cuenta de que no es oro todo lo que reluce. 

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