viernes, 27 de mayo de 2022

Enfrentados: Capítulo 57

Una playa. Estaba tumbada sobre la arena caliente y sedosa, y una brisa suave le mecía el cabello. Suspiró de satisfacción. Sólo que la arena caliente se elevaba y descendía con suavidad pero sin pausa. Después de quedarse dormida debía de haberse abrazado a él sin darse cuenta. Pero el letargo se desvaneció en un instante y empezó a verlo todo con claridad. Las líneas definidas de un brazo musculoso que le rodeaba la espalda. La pierna, su pierna, enroscada con la de él.  Se incorporó como movida por un resorte. Al hacerlo rozó con la pierna el vientre de Pedro. No hacía falta ser un genio para darse cuenta de que él había estado soñando con otra cosa que no era una playa. ¿Con ella? Paula decidió no pensarlo. Se tapó con la manta y apoyó la cabeza en la almohada de nuevo. La manta no era lo bastante grande para los dos y al ir a taparse destapó un poco a Pedro. Vaciló. Paseó la mirada por sus músculos abdominales, por la tira de vello que le bajaba hasta la cinturilla de los bóxer, por los muslos definidos y potentes...


-¿Ves algo que te guste?


Paula se quedó boquiabierta y se retiró inmediatamente.


-No, sólo es que... Es que... -su cerebro se negó a cooperar.


-Reconócelo. Me estabas observando.


-¡De eso nada! -respondió en el mismo tono que un niño.


Pedro se colocó de lado y apoyó la cabeza en la mano.


-Sí. Y yo voy y me lo creo.


Sonrió, y le pareció que él le estaba leyendo el pensamiento.


-Te iba a tapar. Pensé que tendrías frío.


Él se echó a reír.


-Yo te dije lo mismo antes. ¿Te lo creíste? 


-No -Paula sonrió.


-Vamos. Somos dos adultos sanos. Estamos juntos en la misma cama. Es inevitable que nos echemos alguna mirada -sonrió de oreja a oreja-. O que nos toquemos.


-¡Yo no he hecho tal cosa!


-¿No era tu pierna la que estaba sobre mi cintura...? -señaló su cintura. 


-No ha sido por tí -le dijo, alzando el mentón-. Fue por que estaba soñando con George Clooney.


Él resopló.


-Ya. ¿No estabas pensando en mí en absoluto?


Antes de darle tiempo a contestar, se acercó a ella, elevó el cuerpo y le plantó una mano a cada lado de la cabeza. Su boca estaba muy cerca de la de Paula. Con un esfuerzo mínimo podría echarse hacia delante y besarlo. Quería, vaya que si quería. Desde que habían hablado antes de quedarse dormidos sentía que algo había cambiado entre ellos. Se preguntó por sus motivos para invitar a Nancy a cenar... ¿Habría sido para darle celos? Estaba segura de que había visto interés en los ojos de Mark. Interés por ella, y por nadie más. Un sentimiento de felicidad se apoderó de ella. Debería sentirse molesta o frustrada, cualquier cosa menos feliz de que Pedro se interesara por ella. 

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