miércoles, 17 de mayo de 2023

Inevitable Atracicón: Capítulo 71

Alzó el auricular y marcó su número, mirando con ojos furiosos la pared. 


—¿Hola? —dijo la voz que nunca se había sentido intimidada por él durante los últimos quince años.


—¿Paula?


—¿Pedro? ¿Ocurre algo? —el asombro en la voz de ella le recordó que no tenía motivos para llamarla. 


—No. Sólo... sólo me preguntaba si has pensado algo más sobre la propuesta para Meffel & Fires... quiero decir, Feffel & Meyers. ¿Quieres que te recuerde algo para tu cita?


—Creo que por el momento bastan unas cifras aproximadas. Puedes darme lo que tengas mañana durante la comida. En esta fase pienso mantener las cosas bastante informales... Me parece que no sería una buena idea abrumarlos con una presentación completa.


Con sólo oír su voz ronca y baja la deseaba.


—Desearía que estuvieras aquí—musitó en el tono de voz que durante años a las mujeres les había resultado irresistible.


—¿Qué? —dijo Paula.


—Desearía que estuvieras aquí —rió—. ¿Sabes?, llevo pensando en tí toda la noche... Pensando en anoche. Me he pegado por recordar a Juliana esta mañana. En cualquier caso, no me he divertido. Tampoco habrá sido muy agradable para ella... Estar sentada frente a alguien cuya mente se hallaba en otra parte.


—No —repuso ella.


Pedrp pensó que si la tuviera con él podría abrazarla y besarla; entonces no tardaría en dejar de mostrarse fría y distante.


—Bueno, ¿Te parece bien pasado mañana?


—Pedro—habló Paula tras un breve silencio—, ¿Te importaría que volviéramos a mantener una relación profesional? Anoche lo pasé bien, pero no soy muy buena en distinguir una cita fija de una semipromesa. Creo que siempre me preguntaré si algo que yo pensaba que era una cita se iba a convertir en una vaga posibilidad en cuanto conocieras a alguien que te resultara más interesante. En una ocasión me dijiste que la mayoría de las mujeres a las que conoces comprende las reglas del juego, de modo que pienso que sería mejor que volvieras a verlas. Es evidente que no hay motivo por el que no podamos formar un gran equipo, profesionalmente hablando. Y ahora debo dormir un poco. Quiero estar en buena forma mañana. Buenas noches.


Colgó. Éste contempló el auricular y luego lo colgó con furia. ¿Cómo había sucedido? Media hora atrás al menos sabía que en el futuro próximo iba a volver a acostarse con Paula; y en ese momento ella lo había dejado.  Nada de eso le gustaba. No le gustó la sensación de decepción que experimentó, ni las ganas que tuvo de volver a llamarla en cuanto colgó, para explicarle que todo había sido un terrible malentendido y que jamás, jamás, la dejaría por otra mujer, porque no podía imaginarse desear estar con otra cuando podía estar con ella. ¿Qué le pasaba? «Ella tiene razón», decidió con pesar. Había cometido un error, al involucrarse con una mujer que desconocía las reglas. Ella se lo estaba tomando demasiado en serio. No podía permitirse el lujo de pensar en Paula cada cinco minutos. Debería volverá ver al tipo de mujer que entendía y que lo entendía. Sacó una pequeña agenda electrónica del bolsillo de la camisa y comenzó a echarle un vistazo a los nombres. Analía, Carla, Karen, Fabiana... Apretó los dientes y se puso a realizar llamadas telefónicas. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario