miércoles, 31 de mayo de 2023

Falso Compromiso: Capítulo 22

Tiró de ella hasta que la tuvo delante de sí, le rozó las caderas con las suyas, íntimamente, haciéndole contener la respiración.


–¿No quieres esperar a la rifa?


–Jamás ganaría un premio así. En cualquier caso, solo he propuesto cenar juntos. No creo que te costara tanto, ¿O sí?


Pedro desvió la mirada hacia sus labios momentáneamente. Después, la agarró del brazo.


–Está bien, vamos a cenar.


Pedro la llevó a un bar a pocas manzanas del hotel donde tenía lugar la fiesta. Había estado allí un par de veces por motivos de trabajo y le gustaba la atmósfera. Servían café y dulces además de los típicos cócteles y otras bebidas. Paula ojeó el menú y después apoyó la espalda en el respaldo del sillón de terciopelo.


–Voy a tomar «Sexo en la playa». 


Pedro arqueó una ceja.


–¿No te parece que hace demasiado frío para eso? 


Las mejillas de Paula enrojecieron.


–¿Has hecho el amor en la playa alguna vez?


Pedro llevaba la mayor parte de la noche intentando no pensar en el sexo; sobre todo, con Paula.


–Un par de veces.


Paula se inclinó hacia delante y, con las manos en las rodillas, le susurró:


–¿Puedo contarte un secreto?


Pedro intentó fijarse en su boca, intentó no imaginar besándola todo el cuerpo. Intentó no excitarse; pero, al fin y al cabo, era humano.


–Adelante.


Paula parpadeó untar de veces y después se pasó la lengua por los labios, y él se endureció mucho más. Ella apartó la mirada y su sonrojo se hizo más profundo. 


–Déjalo. Olvida lo que he dicho. Creo que he bebido demasiado champán.


Por la forma como Pauña evitó su mirada, su curiosidad aumentó. ¿Qué secreto era ese?


–¿Qué ibas a contarme?


Paula apretó los labios momentáneamente y después tragó saliva.


–Yo… Yo nunca lo he hecho –Paula se llevó las manos a la boca y exclamó–: ¡No puedo creer que te lo haya dicho!


Pedro repasó mentalmente lo que habían dicho sobre hacer el amor en la playa.


–¿Quieres decir que nunca has hecho el amor en la playa? 


Paula bajó las manos y, sin mirarlo, contestó:


–En ninguna parte.


–¿Te refieres al aire libre? –preguntó él con el ceño fruncido.


–Nunca he hecho el amor.


Pedro, perplejo, se la quedó mirando mientras trataba de asimilar lo que acababa de oír y lo que creía haber oído. 

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