lunes, 8 de mayo de 2023

Inevitable Atracción: Capítulo 52

 —Y pensar que todos estos años me he preguntado qué hacía falta para cerrarte la boca —comentó él con expresión burlona en los ojos.


—¿Desde cuándo le prestaste algo de atención a lo que yo dijera? —se mofó Paula, luchando por recuperar el aliento.


—Te sorprendería —la voz profunda la acarició.


—Si fuera tú, guardaría el encanto para Barrett —aconsejó—. Pagan 

mejor, y puede que caigan en él.


—¿Quién dijo que yo iría a Barrett? Debo viajar a Praga, Paula... Tendría que haber estado allí hace unos días. Tiré de todos los contactos que pude para que postergaran todo hasta esta semana.


—Entonces, ¿Quién irá? ¿Santiago?


—¿Santiago? —repitió Pedro—. ¿Por qué... Por escribir algunas ideas en un bloc de notas hace unos meses? No. Pensaba en alguien que conoce la presentación a la perfección.


—No —lo miró horrorizada.


—¿Qué quieres decir con «No»? Tú eres la elección obvia.


—No lo soy. Nunca antes he hecho algo parecido. El trato vale millones. No sabría por dónde empezar...


—Bueno, deberás recibir algún entrenamiento. Conoces a Barrett. Conoces la presentación... ¿Por qué iba a mandar a alguien menos preparado sólo porque te dominan los nervios? Has de empezar alguna vez... Y bien puedes hacerlo a lo grande.


—¿Y cuándo se supone que será? —inquirió.


—La semana próxima. Quieren las propuestas preliminares mañana, y el lunes próximo los candidatos podrán realizar la presentación oficial. Eso te brinda una semana para conocer a fondo el software, limar algunos detalles en nuestro «Desafío para los Eventuales» y practicar tu oratoria pública. Será un paseo.


Paula tembló y lo miró con ojos suplicantes.


—Lo siento, Pedro. No puedo. Debes encontrara otra persona. Te decepcionaré y perderé el contrato...


—No lo harás —afirmó implacable—. Empezarás a ganarte esa desorbitante paga. Lo siento, Paula pero eres la persona adecuada para el trabajo. Fin de la historia.


—Quiero mi antiguo puesto. 


—No puede ser —le sonrió—. Sabes que no puedo dormir con mi secretaria.


—No quiero que duermas conmigo.


—Claro que sí —contradijo con alegría—. Te diré lo que vamos a hacer... Esperaremos hasta que venga de Praga. Cerrarás el contrato con Barrett, yo me meteré en el bolsillo a los checos y lo celebraremos antes de conquistar el mundo. ¿Trato hecho?


—No.


—Todo arreglado —volvió a besarla; al rato alzó la cabeza—. Apenas puedo esperar. 



El martes Pedro tomó un avión a Praga. Sé acomodó en su asiento de Business Class y abrió el maletín. Había llevado un montón de informes de la empresa, y también le había pedido a su nueva secretaria que le incluyera una copia de los últimos resultados de la Alfonso. Le había dado el número del documento y le había pedido que metiera la copia en el maletín. Sacó la carpeta en el que se lo había guardado. Comenzó a hojearlo con creciente furia. El documento daba los resultados hasta febrero, y ya se hallaban en el mes de junio. Volvió a guardarlo con el ceño fruncido. Eso era lo que obtenía por haber ascendido a Paula... Más secretarias incompetentes. Bueno, ya no había nada que pudiera hacer al respecto, pero en cuanto bajara del avión... En realidad, en cuanto bajara llamaría a Paula. Tenía el ordenador y la impresora portátiles. Ella podría enviarle por correo electrónico la última versión del documento, y así ni siquiera tendría que hablar con la idiota que le había entregado ése. 

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