viernes, 9 de abril de 2021

Te Quise Siempre: Capítulo 64

 —Lo sé, pero creo que se ha dado cuenta de que no necesita la ayuda de nadie para conseguirlo.

 

—No la habrás hecho daño, ¿Verdad?


 —Le haré mucho más daño si me quedo.

 

—Vaya… —suspiró su padre—. Sabes lo de Sara y yo, ¿Verdad?

 

—El roce hace el cariño, ¿Eh? —dijo Pedro irónico.


 —No tiene nada que ver con eso. No me avergüenzo de nada.


 —¿En serio? Entonces, ¿Por qué no me lo has dicho antes?


 —Sabía que no lo entenderías, que te enfadarías. Y no me equivocaba.

 

Pedro maldijo en voz alta como nunca había hecho en su vida delante de su padre.


 —No hace falta ser tan desagradable.


 —Soy un hombre desagradable en una profesión desagradable —dijo Pedro—. Siempre te has encargado de que no olvide eso, que te dejé solo por elegir mi propio camino. Siempre he sido una decepción para tí. Te debiste alegrar cuando no acudí al funeral. Te debió de servir para confirmar tus ideas sobre mí.


 Su padre lo miró atónito.

 

—Pedro, eso no es…


 Pero su hijo levantó la mano.

 

—No puedes o no quieres perdonarme por no haber venido al funeral, como si hubiera traicionado lo más sagrado que pudiera haber en este mundo. Y, mientras tanto, mientras te deleitabas criticándome y juzgándome, no has perdido el tiempo para sustituir a mi madre por otra. Sí, supongo que se podría decir que estoy enfadado.


 —Paula me habló sobre tu trabajo, me dijo que otras personas podrían haber resultado heridas o haber muerto si tú hubieras venido antes.

 

—No debería haberte dicho nada. Deberías haber confiado en mí.

 

—Lo siento.


Pedro no estaba seguro de haber oído las palabras de su padre. No podía ser.


 —Papá, ¿Cuándo empezó todo esto? ¿Cuánto tiempo pasó desde la muerte de mamá?

 

—Para. No conviertas esto en algo sucio y degenerado. Y, sobre todo, no le faltes al respeto a tu madre.


 —¿Es que alguien como yo es capaz de otra cosa?

 

—Hay algo que no entiendes, hijo —respondió su padre con la voz entrecortada—. La vida es corta. Muy corta. Cuando te ofrece algo, tienes que aceptarlo, porque no siempre te da una segunda oportunidad. Adoraba a tu madre. Estaba enamorado de ella. Tal vez tú seas capaz de vivir sin amor. Al menos, parece que eres capaz. Estás en una edad en la que todavía crees que el tiempo es infinito, que tu vida durará para siempre. Pero yo, cuando murió tu madre, me di cuenta de lo rápido que pasa el tiempo, que el final puede estar a la vuelta de la esquina. Que llega sin avisar.

 

—Yo también he visto cómo la vida de muchos compañeros se agotaba. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario