viernes, 16 de abril de 2021

Inevitable: Capítulo 2

Debía de haber adivinado que el cambio de actitud de su sobrino solo podía haber sido provocado por el fútbol, se dijo Paula. Ignacio amaba ese deporte. Gonzalo había sido el entrenador de su equipo desde que el niño había empezado a jugar con cinco años. Otro padre se había ofrecido a sustituirlo, sin embargo, había tenido que echarse atrás cuando su horario de trabajo se lo había impedido. Ningún otro había podido hacerlo, por distintas razones, y el equipo se había quedado sin entrenador. Paula había pensado por un instante en pedirle a su ex marido que lo hiciera, pero lo había descartado enseguida. Ya era bastante difícil vivir en el mismo pueblo que él, como para reabrir la comunicación y todos los recuerdos dolorosos que eso conllevaría. Lo cierto era que no estaba preparada para volver a verlo todavía.


–Fantástico –dijo ella–. ¿Quién es?


–Pedro Alfonso–repuso Ignacio, sonriendo todavía más.


–¿Pedro Alfonso? –repitió ella. Se le cayó el alma a los pies.


–No solo es el mejor jugador de la liga, sino que es mi favorito – dijo el niño con entusiasmo–. Será el entrenador perfecto. Jugó en el mismo equipo que mi padre. Ganaron un montón de torneos. Además, es muy agradable. Eso me ha dicho mi padre.


Paula trató de buscar las palabras adecuadas. No podía meter la pata, por el bien de Ignacio. Pedro había sido uno de los mejores amigos de infancia su hermano. Pero, desde que había dejado el instituto para irse a Florida con un programa para jóvenes promesas del fútbol,  ella no había vuelto a verlo. Según Gonzalo, le había ido bien como jugador del Phoenix Fuego, un equipo de la liga nacional de Estados Unidos. Era muy poco probable que entrenar a un grupo de niños de nueve años estuviera en su lista de prioridades. Se mordió el labio, intentando pensar en algo… cualquier cosa, con tal de no quitarle a Ignacio aquella sonrisa de la cara.


–Vaya –dijo ella al fin–. Pedro Alfonso sería un entrenador magnífico. ¿Pero no crees que debe de estar preparándose para la nueva temporada?


–La nueva temporada no empieza hasta abril –repuso Ignacio–. Pero Pedro Alfonso se ha lesionado en un partido amistoso contra México y estará de baja durante un tiempo.


–¿Se ha lesionado mucho? –le preguntó su tía, sorprendida porque Gonzalo no la hubiera puesto al corriente.


–Le han operado y no podrá jugar durante dos meses. Se quedará con sus padres mientras se recupera –explicó Ignacio con ojos relucientes–. ¿A que es genial?


–No creo que estar lesionado sea genial.


–Eso no, pero estará en el pueblo el tiempo suficiente para entrenarnos –replicó Ignacio–. Estoy seguro de que Pedro Alfonso sería casi tan bueno como mi padre.


–¿Alguien le ha preguntado a Alfonso si está dispuesto a ser su entrenador?


–No –admitió el niño, sin perder su entusiasmo–. Se me ha ocurrido a mí la idea en el recreo, cuando Lucas me dijo que había estado firmando autógrafos en la fiesta de la estación de bomberos. Todos mis compañeros piensan que es muy buena idea. Si yo hubiera estado allí anoche…


La gran Fiesta de los Espaguetis de los bomberos de Wicksburg era uno de los mayores acontecimientos en el pueblo. Ignacio y ella habían decidido no ir y quedarse en casa a esperar la llamada de la madre del niño.


–No olvides que tenías que hablar con tu madre.


–Lo sé –dijo Ignacio–. Pero me gustaría tener un autógrafo de Pedro Alfonso. Si nos entrena, podría firmarme el balón.


Firmar unas cuantas pelotas y posar para las cámaras no era nada comparado con el tiempo que haría falta para entrenar a un equipo de niños. La temporada de primavera era más corta e informal que la liga de otoño, aun así… Paula no quería decepcionar a su sobrino.


–Es una idea estupenda, aunque puede que Pedro no tenga tiempo.


–¿Puedes pedirle tú que sea nuestro entrenador, tía Pau? Igual dice que sí.


El sonido de la voz de Ignacio, llena de excitación y emoción, le encogió el corazón. Ella estaba dispuesta a hacer cualquier cosa por su sobrino, incluso había regresado al mismo pueblo donde vivía su ex, en el presente casado con su ex mejor amiga, solo para cuidar a Ignacio. Pero ir a ver a Pedro…

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