viernes, 12 de julio de 2019

Indomable: Capítulo 42

Era una verdad a medias, añadió Paula para sus adentros. Ajena al hecho de que Javier le había sido infiel desde las primeras semanas de su matrimonio, había creído que eran felices. Había habido algunas cosas que la habían preocupado, como lo irresponsable que Javier había sido con el dinero, pero pronto había aprendido a guardar su paga para poder pagar el alquiler y las facturas porque había sido capaz de gastarse el salario de un mes en un solo día de compras. Ella lo había disculpado diciéndose que no podía luchar contra su naturaleza impulsiva. De la misma manera, cegada por su amor por él había excusado su egoísmo, incluso en la cama, donde a menudo había pensado solo en su propio placer sin reparar en el de ella. «Viene cansado del trabajo», se había dicho en esas ocasiones, sin saber que antes había estado con una de sus amantes.

–Volviendo a lo de la fiesta –le dijo ansiosa por dejar atrás el tema de su matrimonio–, no tengo qué ponerme. No me invitan a muchos cócteles en Little Copton.

Pedro se encogió de hombros.

–Eso no es problema. Portofino tiene fama por sus boutiques. Esta tarde iremos de compras y yo cuidaré de Valentina mientras tú te pruebas vestidos. No discutas, Paula –le advirtió al ver un brillo desafiante en sus ojos–. A Valentina le gustará ver el puerto. Le he preguntado a mi abuela si querría venir también, pero me ha dicho que está un poco cansada y prefiere quedarse con Beatríz.

–Parece que lo tienes todo bajo control… como de costumbre.

Paula se giró sobre los talones para salir del estudio, pero se giró tan bruscamente que su cadera golpeó el borde del escritorio y cayó al suelo una fotografía enmarcada.

–Lo siento –murmuró agachándose para recogerla.

Respiró aliviada al ver que el cristal no se había roto. Era una foto de dos muchachos de pelo negro. El mayor estaba claro que era Pedro, ya de adolescente había sido guapísimo, pensó; el otro chico, varios años menor, se parecía mucho a él, y entonces recordó que Rocco había mencionado antes que tenía un hermano.

–¿Vendrá tu hermano también a la fiesta?

–No.

Intrigada por su cortante respuesta lo miró, y le pareció entrever una repentina desolación en sus ojos.

–Marcos murió una semana después de que se tomara esa fotografía.

Paula parpadeó y bajó la vista a la fotografía.

–Cuánto lo siento; solo era un chiquillo –dijo tendiéndosela.

–Tenía siete años –reveló Pedro en un tono desapasionado.

Paula habría querido saber más de su hermano, pero por el modo en que se habían tensado las facciones de Pedro entendió que no quería hablar de él. Pedro se puso de pie y fue a abrir la puerta.

–Tengo que trabajar un par de horas, así que tengo que pedirte que me dejes.

–Claro; cómo no –murmuró Paula, que a pesar de su curiosidad no tuvo más opción que salir del estudio.

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