miércoles, 1 de septiembre de 2021

El Candidato Ideal: Capítulo 36

Pedro descruzó los brazos y se metió las manos en los bolsillos.


—Me marcho, Paula. Creo que podemos acabar por hoy.


—De acuerdo.


—Antonio... —Pedro saludó al hombre con un gesto con la cabeza, incapaz de volver a estrechar su mano, y salió de la sala.


Un momento después oyó el ruido de los tacones de Paula que corría tras él. Él no se detuvo hasta que ella lo agarró por la manga de la camisa. No tenía ganas de ponérselo fácil.


—¿Sí? —preguntó él, evitando mirarla a los ojos. Ya sabía lo que vería en ellos. Arrepentimiento y vergüenza.


—Pedro, mírame.


Él la miró. Sólo tenía que pedirlo. En sus ojos no había arrepentimiento ni vergüenza. Sólo confusión y un deseo apenas contenido, y una necesidad desesperada de que él sintiera lo mismo. Ella bajó la cabeza, incapaz de sostener su mirada más tiempo. Las tornas habían cambiado. Él sabía exactamente cómo se sentía ella y no podía dejar que sufriera por eso. Colocando un dedo bajo su barbilla, la obligó a levantar la cabeza.


—¿Qué querías, Paula? —su voz sonó muy lejana.


—Quería saber que todo va bien.


—Claro que sí. Lo de hoy ha sido... Muy informativo —se había preguntado si sería realmente egoísta como había dicho ella. Tal vez deseara lo que no podía tener.


Pero algo dentro de él le hacía preguntarse si realmente ella estaba fuera de su alcance, si algo no se le estaría escapando entre los dedos.


—¿Y lo de esta noche? —preguntó ella.


—¿Sigues queriendo que cenemos juntos esta noche?


—Ya dije que era una cena de trabajo. Es parte de mi plan.


—Eso es verdad ¿Y Antonio?


Ella miró por encima de su hombro hacia el pasillo vacío.


—Él... Está ocupado esta noche —respondió, tragando saliva.


Quería decir muchas más cosas, podía verlo en sus enormes y expresivos ojos.


—De acuerdo. Nos veremos aquí después de trabajar.


Ella asintió. Pedro le dió un pellizco cariñoso en la preciosa naricita y se marchó antes de dejarse llevar por su instinto, que hubiera sido, a pesar de todo, besarla después del pellizco.

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