lunes, 20 de septiembre de 2021

La Heredera: Capítulo 2

Los planes de su padre para el nuevo centro que pensaba construir eran, cuanto menos, extravagantes. La noticia había impresionado a los medios de comunicación y sus rivales se habían quedado sin habla. Su propia familia lo había hostigado durante meses con preguntas.


—Bien, aquí tienes a tu misteriosa mujer, Alfonso —dijo Miguel con satisfacción—. Mi hija, Paula.


—¿Misteriosa mujer? —repitió Paula, cada vez más encendida.


El galán se adelantó al padre de Paula antes de que prosiguiera su discurso.


—Llega tarde, empapada y preocupada —señaló.


Muy a su pesar, de manera instintiva, Paula se llevó la mano a la nuca y se tocó el pelo mojado. Alfonso siguió el gesto con la mirada. Ella se ruborizó un poco.


—El hecho de que llegue tarde no es ningún misterio —dijo con brusquedad—. El tiempo pasa volando, eso es todo.


—Seguro que ustedes dos tienen mucho en común —anunció su padre.


Dirigió a su hija una sonrisa cómplice antes de desaparecer. Paula conocía esa sonrisa. Significaba que todo marchaba según lo planeado. Y estaba segura que todo lo había urdido Diana antes de organizar la velada. Apretó los dientes en silencio.


—No parece muy contenta de estar conmigo —tanteó Alfonso divertido.


Su voz era como una caricia. Paula arqueó la espalda como un gato ante el peligro. Podía ver su imagen reflejada en el espejo oval veneciano del siglo dieciocho. Era uno de los hallazgos de Diana. El marco dorado, rematado con volutas, parecía hecho a la medida del perfil romántico de Pedro Alfonso. En ningún caso parecía destinado a alguien como ella. Llevaba el pelo corto, muy negro, pegado a la cabeza como un casco a causa de la lluvia. La única ventaja era que ocultaba la terrible cicatriz que le cruzaba el rostro desde una ceja hasta la raíz del pelo. Al darse cuenta de su aspecto, frunció el ceño con desagrado y advirtió que él estaba riéndose de ella. Paula recompuso el gesto a toda prisa.


—Siempre procuro ver el lado positivo de las cosas —dijo.


—Estoy seguro —respondió Alfonso con escepticismo.


Paula juntó las cejas, visiblemente irritada. Era un gesto característico que no lograba dominar. Resultaba demasiado explícito y eso la sacaba de quicio.  Hizo un esfuerzo para no perder la calma y olvidar el cansancio acumulado. Sabía que no iba vestida para la ocasión y que la lluvia había borrado cualquier huella de maquillaje sobre su cara. Y era consciente que el émulo de Lord Byron que la acompañaba se había fijado en cada detalle. Incluso procuró ocultar su decepción al comprobar que la prometida cena en familia se había revelado como otra fiesta para encontrarle un marido. Después de todo, Pedro Alfonso no tenía la culpa.


—Discúlpeme —dijo Paula—. Tengo el síndrome del viernes por la noche —se arregló el traje, buscó su mejor sonrisa y trató de recuperar el hilo de la conversación.


—¿Qué es lo que mi padre cree que tenemos en común?


—Para serle sincero —dijo con ironía— fue la señora Chaves quien pensó que deberíamos estar juntos.


—Vaya sorpresa —musitó Paula.


—¿Perdone?


—Olvídelo —dijo, sin darle mucha importancia.


—Siente un gran respeto hacia usted —señaló Pedro.


«No tanto como para aceptar que pueda vivir sin un hombre», pensó Paula. Hubo un incómodo silencio entre ellos.


—No, en serio. La admira mucho —prosiguió Alfonso—. Me estaba contando lo inteligente que era.


—Es muy amable por su parte —acertó a decir Paula sin mucho convencimiento.


—Y no es muy usual.


De pronto, Paula comprendió que no era capaz de fingir. En parte era culpa del cansancio. Pero sobre todo se debía a la seductora voz de Alfonso, que la arrastraba sin remedio. Estaba perdiendo el control.


—Sí que lo es —replicó súbitamente—. Diana es muy hábil a la hora de vender un producto.


—¿Qué?


Paula clavó en aquel hombre una mirada hosca. No era la primera vez que se encontraba en una situación así. La experiencia la había enseñado que solo había un camino. Tenía que adoptar una postura firme desde el principio y no desviarse. Tomó aire y actuó en consecuencia. 

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