viernes, 17 de septiembre de 2021

El Candidato Ideal: Capítulo 67

 Paula supo que Karen quería saber si Antonio la acompañaría.


—¿Quieres que pase a buscarte?


—Si no molesto...


—Claro que no. Pasaré a buscarte en taxi.


—Excelente —dijo Karen con sonrisa soñadora—. Vamos a una fiesta, en el hotel Ivy, en taxi... Muy glamuroso.


Iba a ser la fiesta de la temporada. Sólo esperaba que Pedro encontrara lo que buscaba.



Cuando Pedro entró en el salón de baile del hotel Ivy, reconoció a muchos de los personajes de la alta sociedad de Melbourne, pero sólo había una persona a la que deseaba realmente ver: La misma que llevaba toda la semana escondiéndose de él. Durante la semana había intentado volver a su rutina anterior, planeando con su manager los torneos de beneficencia a los que asistiría, y cosas parecidas, pero todo aquello no tenía el mismo interés que antes. Cuando Karen se puso en contacto con él por la idea de Paula del campamento le pareció perfecto. Podría enseñar a jugar al golf y otros deportes a niños desfavorecidos, y, además, emplear su dinero en algo útil. En una semana ella había levantado la fundación de la nada. No dejaba de sorprenderlo. Entonces la vió. Estaba en la barra de espaldas a él, pero la reconoció al instante. Llevaba un vestido dorado que acariciaba su esbelta figura y el pelo recogido en un moño muy elegante. Reconoció la forma de sus finos tobillos sobre aquellos imposibles tacones. Y justo antes de llegar hasta ella, antes de pronunciar su nombre, se detuvo en seco con la mirada fija en su espalda, que el vestido dejaba totalmente al descubierto de una manera muy sexy; justo al final de la abertura del vestido se podía adivinar un tatuaje minúsculo de una mariposa. El símbolo del caos, como tributo a su lado rebelde. Como si hubiera notado su presencia, Paula se volvió hacia atrás y lo vió. Él nunca la había visto tan bella. Sus labios estaban húmedos y sus ojos brillaban.


—Hola, Pedro —dijo ella, pero por la reacción que provocó en él podía haberlo saludado con un «Tómame aquí y ahora»


—Hola, Paula. ¿Qué tal?


—Bien.


Tenía los pelos de la nuca erizados; no sabía si alguien aparecería al lado de Paula de un momento a otro.


—¿Estás... sola?


—Su bebida, señora —dijo el camarero dirigiéndose a Paula.


Pedro creyó ver que su mano temblaba al tomar la copa.... él no era el único que estaba nervioso. Ambos lo estaban de verse.


—¿Damos una vuelta? —preguntó ella, ignorando u olvidando su pregunta anterior.


Paula se mantuvo casi toda la noche un paso por delante de Pedro. No podía soportar ver su magnífico cuerpo en aquel traje de corte perfecto, el pelo peinado hacia atrás y aquel aroma embriagador. Estaba tan guapo que estuvo a punto de derretirse cuando lo vió acercarse a ella. Para mantenerse ocupada, le presentó a sus amigos y compañeros hasta llegar a Carla. Ella era la persona que llevaba la guardería del bufete, y era simplemente encantadora. A Pedro le gustaría. Una vez que empezaron a hablar, ella los dejó y fue hacia Ariel.

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