lunes, 30 de octubre de 2023

Irresistible: Capítulo 16

 —Supongo —la mirada de Pedro examinó el reflejo de Paula: Su pelo recogido, su boca y por fin sus ojos.


Ella sentía como si la estuviera acariciando.


—¿Qué tienes hoy en la agenda? —dijo él de repente—. ¿Algún problema serio?


¿Problema serio? ¿La atracción indeseada le parecía lo suficientemente serio? Paula había creído que él se había olvidado de ello, pero se dio cuenta de que no era así.


—Hay algunas cosas de las que tenemos que ocuparnos hoy. Te haré un repaso en cuanto subamos —su rostro se tiñó de rojo—. Quiero decir, que haré un repaso de la situación para tí. Es decir...


—Me hago una idea.


Al oír su tono de voz, ella casi se alegró. Le parecía que no había ningún motivo para que tuviese que sufrir la atracción ella sola. Cuando el ascensor se paró, ella salió aliviada. Tal vez la distracción del trabajo se impusiera por encima de las reacciones que él provocaba en su cuerpo.


—Ya hemos llegado. Montbank S.A. Como trabajaste aquí antes de irte al extranjero, supongo que esto te resultará familiar.


«A pesar de todos los años que has estado fuera». Tenía que recordarle constantemente que había abandonado a su abuelo, y al recordárselo a él, se lo recordó también a sí misma no podría perdonarle sus actos nunca. Por mucho que lo deseara, o por mucho que él la deseara a ella. Con un abandono en su vida, Paula ya tenía bastante. Pedro saludó con la cabeza a algunos trabajadores que lo conocían. Todos se mostraron sorprendidos al verlo allí, y también él parecía inquieto.


—¿Qué tal sienta volver después de tanto tiempo? ¿Te entra melancolía?


—Hay todo un mundo más allá de estas puertas, por si no lo sabías —dijo él, calificándola sin decirlo de acomodada e insular.


Paula apretó los dientes. Cuando volvieron a estar solos, él le preguntó, sin estar convencido del todo:


—¿Eres tú la única trabajadora nueva que ha entrado desde que yo me marché? La empresa siempre fue propicia a conservar a sus empleados, pero...


—En esta planta, soy la más nueva, sí —¿Qué tenía de malo el querer construir una atmósfera familiar entre los empleados?


A ella le dieron la bienvenida cuando empezó a trabajar allí, y él no sabía lo importante que había sido eso para ella.


—Conseguí el puesto de asistente de Eduardo nada más acabar mis estudios, cuando su anterior asistente se retiró. Todos los trabajadores lamentaron su marcha.


A diferencia de aquella asistente personal, Pedro había vuelto, aunque sólo fuera hasta que Eduardo se recuperase. Paula esperaba que la gente comprendiera que su visita era sólo temporal. La idea le resultó, sorprendentemente, deprimente, pero caminó hasta el área de trabajo de Eduardo y entró.


—Un momento, por favor.

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