viernes, 27 de octubre de 2023

Irresistible: Capítulo 14

Eduardo se lo demostraría. Paula no conocía a nadie con tanta fuerza de voluntad como su jefe. Excepto, tal vez... Su nieto. Él se pondría bien...


—Fue culpa mía —soltó ella de repente—. No se habría puesto malo si yo no lo hubiera arrastrado por todo Melbourne ese día.


—¿No creerás eso, verdad? —el tono de Pedro era de sorpresa— . Si iba a tener un ataque al corazón, tenía que ocurrir, eso era inevitable. De hecho, en el hospital me dijeron que tu rápida reacción previno que el ataque fuera peor.


—Oh —el peso de la culpa se aligeró un poco—, hice lo poco que pude cuando empezó el ataque.


Agarró con fuerza el volante mientras intentaba borrar de su mente las terribles imágenes de aquel día.


—Siento haber presionado para que no te ocuparas del trabajo de Eduardo. No procedía —dijo Paula, recordando el incidente del hospital.


—Tal vez los dos deberíamos olvidarnos de lo que ha pasado esta mañana y empezar de cero —la sugerencia era casi fría, sin interés aparente.


Sin más problema, él había conseguido olvidarse de toda su atracción por ella. Con eso quedaba zanjado el tema de que los dos se pudieran haber visto arrastrados por una misma sensación hacía poco rato. Pedro Alfonso había decidido olvidar lo que había pasado. Desde luego, ella no era nada especial. No lo había sido ni siquiera para mantener el interés de sus padres por ella. «Eso se acabó y ahora tienes que ocuparte del presente». Su orgullo salió al rescate.


—No podría estar más de acuerdo. Ahora, lo más importante es la recuperación de mi jefe.


—Me alegra de que hayamos alcanzado el feng shui en este asunto.


¿Estaba siendo sarcástico? No podía imaginarse a aquel hombre tratando de vivir en armonía con las fuerzas de la tierra y los elementos naturales. Le parecía más propio de él el que tratara de dominarlos bajo su propia fuerza.


—De acuerdo —ella pisó demasiado fuerte el freno cuando el coche que iba delante de ella frenó de golpe, pero él no se inmutó y siguió igual de calmado.


Bella siempre rechinaba los dientes. Pensaba que Paula no lo oía, pero la verdad era que sí.


—Veo que tienes una matrícula provisional —dijo Pedor al cabo de un rato—. ¿Cuánto tiempo llevas conduciendo?


—He tardado... Años en sacarme el carnet. Conseguí el permiso provisional para conducir hace un mes —no era el conducir lo que le daba miedo, eso sólo le parecía incómodo—. Aún no conduzco con mucha suavidad, pero Gertrude no se queja demasiado.


—¿Gertrude?

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