viernes, 11 de agosto de 2023

Traición: Capítulo 7

Paula apenas podía recordar los sucesos que antecedieron al funeral. Fue como si se hubiera puesto un piloto automático para seguir adelante y sobrellevarlo todo. No se enteró de los rumores que circularon velozmente por la población. Rechazó la ayuda de sus bienintencionados amigos, explicó a Olivia lo que le había ocurrido a su padre, habló con su padre brevemente y se encargó personalmente de todos los preparativos. El cielo no lloró el día del funeral. Martín White yacía bajo un sol radiante acompañado de su familia y amigos, después de oficiada la ceremonia en la iglesia anglicana donde se había casado con Paula. Fue un gran funeral impregnado de sombría dignidad, en el que la gente hablaba en murmullos. Al contrario que en el funeral oficiado el día anterior por el alma de Cinthia Carlin, en el que sus padres levantaron la voz para condenar a Martín White y a la familia Chaves, que en su opinión todavía seguía siendo la dueña del pueblo. También sacaron a colación la manera en que el joven Pedro Alfonso había tenido que huir de la población, y muchos escándalos más. «Todo esto no está ocurriendo», se decía mientras escuchaba el sermón del sacerdote. Su padre, alto, demacrado, una sombra de lo que había sido, permanecía de pie a su lado. Frente a ellos, la familia de Martín, entristecidos pero tan firmes como ella. Martín había de ser enterrado en el panteón de los White por expreso deseo de su familia. Siempre se había llevado muy bien con la madre y con las hermanas, pero en aquel momento no la estaban mirando, no le hacían caso. Porque aunque jamás se lo dijeran, estaban convencidas de que Martín había muerto por culpa suya. No obstante, enterrarían ese secreto en sus corazones. Las principales familias del distrito permanecerían juntas. No sacarían a relucir sus trapos sucios, como había hecho la familia de Cinthia Carlin.



Algo alejado de los reunidos, ocultos los ojos por unas gafas oscuras, Pedro Alfonso contemplaba a la mujer a la que había amado tan apasionadamente. Ni siquiera una tragedia tan terrible podía empañar su deslumbrante belleza. Contrastando con su vestido negro y su ancha pamela, su blanquísima tez destacaba aun más. Sabía que había tenido una hija, pero su figura era tan fina y esbelta como antaño. Miguel Chaves, su padre, el hombre que tanto dolor y sufrimiento había llevado a su vida, se hallaba a su lado. A pesar de que conservaba algo de su atractivo, había perdido su anterior prestancia. Sabía lo de la apoplejía. Sabía también del fracaso de sus negocios, la bancarrota de la fortuna de los Chaves. En esos momentos la agencia inmobiliaria de Pedro estaba muy ocupada tramitando la compra de Bellemont Farm, el escenario de su antigua humillación. Jamás había pensado ni por un momento que Martín White sufriría una muerte tan temprana. Y nunca se la había deseado, a pesar de sus profundas diferencias y de la forma en que conspiró contra él, junto con Miguel Chaves. En realidad había asumido un gran riesgo al acudir aquel día al funeral. A pesar de los cambios operados en su físico, mucha gente podría reconocerlo. Pero no se marcharía de allí, al menos todavía. Había recibido la noticia de la muerte de Martín White apenas la noche anterior, y había sentido una punzada de dolor al imaginarse lo que debió de haber pasado Paula. Sabía que su matrimonio no había sido nada feliz. Lo sabía todo sobre ellos.

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