miércoles, 2 de agosto de 2023

Loca Por Tí: Capítulo 64

Marcos se había arriesgado mucho y, por lo visto, le había salido el tiro por la culata. Se estaba empezando a asustar. Nunca se había sentido tan vulnerable. El argentino lo iba a matar. En aquel momento, se levantó un viento tórrido. Se moría por buscar una sombra, pero Pedro parecía impertérrito. Se preguntó si sería una tormenta. El desierto era un lugar realmente peligroso. Pedro lo soltó de repente como si le diera asco. ¿Cómo se atrevía? Marcos tenía miedo de que le fuera a dar una paliza y, para colmo, se había levantado más viento y la arena comenzaba a metérsele en la boca. No podía hablar, así que levantó la mirada. Entonces, vió que una piedra del tamaño de un puño estaba a punto de soltarse de la formación. No le dió tiempo a reaccionar y ya le había dado en la cabeza. Sintió el golpe. Seguro que estaba sangrando profusamente. Pedro también se había quedado extasiado. El viento que se había levantado de repente desapareció también de golpe.


–¿Estás bien? –le preguntó a Marcos.


–¡Claro que no! –gritó Fernandez–. ¿Cómo voy a estar bien? Esa maldita piedra me ha dado –añadió poniéndose en pie y llevándose la mano a la cabeza.


–Yo no te la he tirado –le aseguró Pedro girándose hacia el monumento–. A lo mejor a Malyah Man no le estaba gustando lo que estabas diciendo –añadió riéndose.


–¡No digas tonterías! –exclamó Marcos mirándose la mano y comprobando que se había hecho sangre.


–Vamos a volver para que te puedas limpiar la herida –anunció Pedro sin rastro de compasión–. Conduzco yo.


–Cómo duele –se quejó Juan, que hubiera jurado por el golpe que había más sangre.


Se sujetaba la cabeza con ambas manos y no paraba de soltar perlas por la boca.


–Podría haber sido peor –lo consoló Pedro despidiéndose de Malyah Man.


Había visto muchas cosas raras en la vida, pero ninguna como aquella. Fernandez corría hacia el jeep como si tuviera miedo de que le cayeran más piedras encima. «No pienso creerme nada de lo que me ha contado», decidió Pedro. ¿Se lo preguntaría a Paula? De ser verdad, la dejaría completamente expuesta y, si era mentira, se enfadaría con él y con razón por haber creído a Marcos. Aun así, tenía que averiguarlo. «¿Y si es verdad? Eso lo cambiaría todo», pensó. Daba igual, tenía que averiguarlo.

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