lunes, 14 de agosto de 2023

Traición: Capitulo 14

 —Me gustaría que tú y yo viviéramos allí solas —le confesó en voz baja, mirándose las manos.


—Pero entonces, ¿Quién cuidaría del abuelo?


—Lo siento —murmuró Olivia.


—No te preocupes. Sé que eres una buena chica. Y sé también que el abuelo te ha estado gritando últimamente, porque está muy disgustado.


—Tú también lo estás, pero jamás me gritas. Y el abuelo es tan bruto...


—Hablaré con él, cariño. Me parece que siente nostalgia de Bellemont.


—Y yo. Es el mejor lugar del mundo —exclamó Olivia—. Lo echaré de menos cuando florezcan las jacarandás.


—Podremos dar paseos por el río —le sugirió Paula, a manera de consuelo—. El camino está flanqueado de jacarandás.


—No es lo mismo —repuso tristemente la niña—. ¿Cuándo vendrá esa persona que ha comprado Bellemont? ¿Querrá vivir allí? ¿Tendrá hijos pequeños? Apostaría a que querrán un poni, pero no se quedarán el mío.


—Nadie te quitará tu poni, Olivia —le aseguró Paula—. Lady está muy bien cuidada. Puedes montarla los fines de semana. Y en cuanto a los nuevos dueños, nada sé sobre ellos. La propiedad fue comprada por una agencia, en su nombre. Después de dejarte en el colegio, iré a dar una vuelta por allí...


—¿Para qué? ¿Para que te pongas triste? —Olivia miró a su madre con sus enormes ojos verdiazules.


—Quizá sí —Paula no podía negarlo—. Pero tenemos que ser valientes.


—De acuerdo. ¿Echas de menos a papá?


—Por supuesto que sí —respondió, sorprendida por su pregunta.


La asaltó una ola de amor y ternura. Era improbable que Olivia no hubiera escuchado los rumores que circulaban por el pueblo...


—Yo no le gustaba mucho —le confesó la pequeña.


—Cariño, él te quería —repuso su madre, mordiéndose el labio.


—¿De verdad? Nunca quería llevarme a ninguna parte. Nunca montaba a caballo con nosotras.


—Papá no eran tan aficionado a montar como nosotras — Paula se apresuró a acogerse a aquella excusa—. Además, siempre tenía muchas cosas que hacer para el abuelo. El abuelo lo mantenía muy ocupado.


—El abuelo dijo que papá había cometido muchos errores graves. Dijo que, por culpa de algunos de ellos, nosotros perdimos la casa.


—¿No te lo diría a tí, verdad, Oli?


—Se lo dijo al señor Henderson cuando fue a buscarlo a casa.


—¿Y dónde estabas tú, jovencita? —le preguntó Paula con tono suave. Henderson y asociados era la compañía de abogados de su padre.

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