miércoles, 23 de agosto de 2023

Traición: Capítulo 35

 —Tú hiciste mucho por nosotros. Ahora nos toca hacer lo mismo por tí —recordaba Paula que le había dicho la señora Schroeder.


Paula siempre había procurado compensar con su actitud el displicente trato que su padre había tenido con aquella familia, al igual que con todos sus empleados. De hecho, mucha gente en el distrito se alegraba de que Miguel Chaves hubiera terminado así; había sido demasiado altivo, demasiado prepotente. En cambio, ella siempre había sido completamente distinta: Toda simpatía, toda alegría de vivir, hasta que su antigua vitalidad pareció atenuarse un tanto con su matrimonio con Martín. Para mucha gente resultó obvio que su padre la había obligado a casarse con alguien de su misma posición. Una compensación bien escasa cuando Pedro Alfonso había desaparecido de repente, cierta madrugada. Todavía nadie sabía que él era el nuevo propietario de Bellemont, pero el rumor no tardaría en empezar a correr. Todo el mundo había podido verlo en el funeral de Martín White, y poco después lo habían visto hablando con la propia Paula en la puerta del colegio de su hija. En su opinión, Pedro Alfonso, el joven tan admirado en el pueblo por su inteligencia y que tan mal había sido tratado por el viejo Chaves, había retornado como un ángel vengador. Algo que no se alejaba demasiado de la verdad.




Adriana no perdió el tiempo en contratar a un investigador privado. Y al individuo en cuestión, una mujer, no le llevó más que unos días presentarle una buena cantidad de información: La antigua e intensa relación entre Paula chaves y Pedro Alfonso, la hostilidad de Miguel a la misma y su preferencia por Martín White como futuro esposo de su hija... Y el extraño episodio de la repentina desaparición de Pedro del pueblo, seguido de la boda de Paula con Martín. Estos dos últimos sucesos habían adquirido unas proporciones míticas en el pensamiento de la gente de la localidad. Todo el mundo pensaba que ella le había entregado su corazón a Pedro, un chico maravilloso que, como no podía ser menos, había acabado por triunfar en la vida. Y de quien se sentían muy orgullosos. La investigadora recabó numerosos datos sin despertar sospechas. Se enteró de la espectacular fiesta que dió Miguel Chaves para celebrar el nacimiento de su nieta, Olivia Chaves-White. Y de la trágica muerte de Martín. Adriana devoró el dossier de información con verdadera avidez, llegando a la conclusión de que el personaje más débil en aquella historia no era otro que Miguel Chaves. Nadie podría prever su reacción cuando descubriera que había sido Pedro Alfonso, y no Martín, quien había engendrado a su nieta. A ella, por otra parte, poco le importaba que estuviera enfermo. Su objetivo consistía en crear la mayor cantidad posible de problemas.


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