viernes, 4 de agosto de 2023

Loca Por Tí: Capítulo 70

Pedro sintió la imperiosa necesidad de decirle lo mucho que la amaba, confesarle que la adoraba, que era su mujer y que jamás se separaría de ella, pero no lo hizo, se dejó llevar por el miedo a que Paula no quisiera tener hijos aunque, en lo más profundo de su corazón, sabía que Marcos le había mentido.


–Tenemos que hablar, Paula –le dijo–. Si no es ahora, luego. Nos vamos a dar un tiempo para calmarnos, que los dos lo necesitamos, y para reflexionar.


Paula se soltó y se alejó. Su cuerpo todavía lo deseaba. Lo sentía en los pezones, en los pechos, en el sexo. No creía que aquello se le fuera a pasar tan fácilmente. Pedro había dado vida a una nueva Paula, una mujer que no temía a su pasado y que necesitaba poner orden en su vida. Estaba decidida a tener unas palabras con Marcos. La tormenta de verano estalló justamente cuando estaban bajando del jeep en casa, así que corrieron hacia la puerta. Una vez en el porche, se secaron como pudieron antes de entrar. Ninguno habló. Ambos sabían que había mucho de lo que hablar.


Marcos los vió llegar desde la habitación que ocupaba, que no era tan espaciosa y bonita como la que solía ocupar con Paula, pensó resentido. Decidió descansar un rato, ducharse y vestirse para bajar a cenar. Deseaba que llegara el momento. Conocía bien a Paula y sabía que, si Alfonso le había dicho algo, habría reaccionado con su habitual silencio, pues era una chica muy bien educada que jamás discutía. Estaba seguro de que todo se iba a desarrollar como tenía previsto, el argentino no tardaría en recoger sus cosas y abandonar Kooraki. Entonces, ella volvería con él. Y estaría encantado de recibirla… Aunque, por supuesto, la castigaría por lo que le había hecho. Siempre había sabido cómo manipularla para conseguir que se sintiera culpable y culpable era por haberse liado con aquel argentino. Tenía que pagar por ello. Se quedó petrificado cuando Paula entró sin llamar un rato después.


–Podrías haber llamado a la puerta –protestó.


–¡Mira quién fue a hablar! ¿Avisaste tú de tu llegada, acaso? –le espetó Paula acercándose a la cama donde estaba tumbado–. No eres mi invitado. Estamos separados y voy a pedir el divorcio y lo sabes perfectamente. Aun así, tienes la caradura de presentarte en mi casa sin avisar, pero ahora sé por qué. Tú lo que querías era hacerme daño.


–Porque te lo mereces –contestó Marcos con frialdad al tiempo que e ponía en pie y sentía que el deseo se apoderaba de él.


Marcos era consciente de que Paula nunca se había entregado por completo a él, sabía que nunca la había excitado, lo que le resultaba incomprensible porque con otras mujeres le resultaba muy fácil.

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