miércoles, 9 de agosto de 2023

Traición: Capítulo 1

No había nada como el momento de la premonición. La certidumbre surgida de ninguna parte. En el mismo instante en que Diana, su secretaria, irrumpió en su despacho con la última edición del Preview, la afamada revista inmobiliaria, Pedro sabía lo que sucedería a continuación. Por muy poco científico que fuera. «Maldita seas, Paula», pensó. «Maldita seas por haberte metido de nuevo en mi vida».


—Creo que hemos encontrado lo que buscábamos, Pedro —le estaba diciendo Diana, satisfecha.


Diana Marshall, de cuarenta y ocho años, alegre y entusiasta, maravillosamente eficiente y ferozmente leal. Con una madre inválida a la que cuidar, se había arriesgado a abandonar Ecos Solutions para pasar a trabajar para Pedro, cuando éste se había arruinado cuatro años atrás para fundar su propia empresa de asesoría en tecnologías de la información: Alfonso. Ni Diana ni él se habían echado atrás. A esas alturas Pedro ya era multimillonario, y Diana, cuya madre ya contaba con ayuda profesional a tiempo completo, no tenía necesidad alguna de seguir trabajando. De hecho, los restantes miembros de su equipo, todos por debajo de los treinta y cinco años y altamente cualificados, veían generosamente recompensada tanto su lealtad como su dedicación a los proyectos. Alfonso había empezado creando un programa informático muy utilizado por los profesionales de la medicina en análisis genéticos y pruebas de ADN. Su actual proyecto consistía en la creación de una gigantesca base de datos mundial al servicio de los especialistas médicos de todo el mundo, que contenía información de todos los aspectos relacionados con la genética.


—Oye, por cierto... ¿Es que tú nunca duermes? —le preguntó Diana. 


Eran las ocho menos cuarto de la mañana. Había llegado temprano pero, como siempre, para entonces Pedro ya había empezado su jornada.


—Claro que sí. Lo que pasa es que no necesito dormir mucho — se levantó y cuadró los hombros, preparándose para lo que iba a seguir a continuación.


—Supongo que debe de tratarse de una característica de los genios —Diana sacudió la cabeza, mirándolo maravillada. 


Pedro Alfonso era un hombre realmente asombroso, una verdadera fuente de poder. El hombre que superaba a los demás miembros de su plantilla, todos ellos maestros consumados en ciencia informática y tecnologías de la información. Diana bendecía el día en que se fijó en él, recién salido de la universidad, un cerebro fabuloso que Groszmann, de Ecos, soñaba con contratar. Un mago de la informática, brillante matemático, una personalidad que magnetizaba a la gente y, además, un magnífico compañero. Todo el mundo en Alfonso era consciente del privilegio que significaba poder trabajar allí. Pedro era un jefe fenomenal, y se merecía sin lugar a dudas el meteórico éxito que había tenido. Pero también era un hombre que trabajaba bajo una tremenda presión, lo cual hizo pensar a Diana en el motivo por el que había comprado la última edición del Preview. Necesitaba un descanso. Algún lugar hermoso y tranquilo donde pudiera retirarse a descansar cuando lo necesitara. Era ella quien había concebido la idea, y se había sentido muy satisfecha de que él la acogiera con tan buena disposición.

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