viernes, 4 de agosto de 2023

Loca Por Tí: Capítulo 67

Por una parte, quería contarle lo que Marcos le había dicho, pero eligió permanecer callado. Marcos podía ser un mentiroso compulsivo dispuesto a hacer lo que fuera para no permitir que Paula fuera de nadie si no era suya. Pedro no podía soportar verla tan entristecida, pero no quería hacerle más daño y temía que, si le confesaba lo que Marcos le había contado, se disgustaría todavía más.


–A la Laguna Azul –contestó Paula–. Podemos sentarnos en el banco que hay debajo de los árboles. Sé que te está costando hablar conmigo y sé que es por algo que te ha dicho Marcos. ¿No te parece que lo justo sería que me lo contaras para que me pueda defender?


Pedro la miró. Tenía razón.


–¿Y si me equivoco? –dudó–. Está bien –cedió tras pensarlo–. Te voy a hacer una pregunta muy concreta: ¿Has estado embarazada alguna vez?


Paula sintió que el corazón le daba un vuelco. Permaneció unos minutos en silencio. ¿Marcos le había dicho que había estado embarazada? No podía hablar de la rabia que sentía.


–¿Crees que te habría ocultado algo así? –le espetó por fin.


–No lo sé, no tengo manera de saberlo, Paula –contestó Pedro sinceramente–. Es algo muy íntimo y personal y entendería que no quisieras hablar de ello si tuviste un aborto. Debe de ser muy doloroso recordar algo así.


Paula no sabía si llorar de impotencia o pedirle a Pedro que parara el coche para bajarse.


–Le has pegado tú, ¿No? Desde luego, se lo merece.


–No, no le he pegado. No ha sido por falta de ganas, pero la herida que tiene no se la he hecho yo –confesó Pedro–. La piedra se ha quedado colgando unos segundos y luego le ha caído a tu marido en la cabeza.


–¿Mi marido? ¿Ahora es mi marido? –se indignó Paula.


–Es tu marido –contestó Pedro con énfasis.


–¿Y tú eres mi amante? –se enfadó Paula viendo que Marcos se iba a salir con la suya y ella iba a perder a Pedro.


–Estoy muy implicado con lo nuestro y lo sabes –se disgustó él también.


–¿Implicado? –se entristeció Paula viendo que estaba perdiendo la batalla–. ¿No estás enamorado? ¿Prefieres decir que estás implicado?


–No has contestado a mi pregunta –insistió Pedro–. Entiendo que no quisieras contármelo por no estar segura de cómo reaccionaría.


–¿De cómo reaccionarías? –exclamó Paula cerrando los ojos con fuerza y negando con la cabeza.


«Cree al miserable de Marcos. ¿Por ser hombre?», pensó Paula.


–Para el coche –le pidió furiosa–. Me quiero bajar. Por lo visto, no me conoces.


Pedro no paró.


–Espera un poco, ya casi hemos llegado –le dijo.


Al llegar, Paula bajó del coche y se acercó a la orilla. Le parecía que hasta los pájaros cantaban con melancolía. Aquel lugar siempre la había tranquilizado. Se quedó mirando los nenúfares que se movían sobre la superficie del agua mientras se preguntaba qué más le habría contado Marcos. ¿Le habría dicho que le había sido infiel varias veces y que él la había perdonado? A lo mejor, incluso le había dicho que él no era el padre del niño. ¿Qué niño? Si nunca había habido ningún niño…

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