miércoles, 2 de agosto de 2023

Loca Por Tí: Capítulo 63

Le hubiera gustado agarrar a Marcos Fernandez, bajarlo del coche y darle una buena paliza, pero no lo hizo.


–¡Nunca se me ocurriría hablar de Paula con Karen! –exclamó Marcos–. La pobre Karen lleva toda la vida compitiendo con mi mujer. Tiene unos celos de ella que no son normales y no es para menos. No, no puedo hablar con Karen. Ni ahora ni entonces –añadió negando con la cabeza–. Es cierto que me llama de vez en cuando y charlamos un rato, pero no le puedo contar estas cosas.


Pedro permaneció en silencio. Presentía que Marcos quería seguir hablando. No sabía cómo iba a reaccionar si lo permitía. Ni se le había pasado por la cabeza que Paula no quisiera hijos. Con lo cariñosa que era… Había dado por supuesto que querría ser madre. Él, desde luego, tenía claro que quería tener hijos. Ya no podía estar seguro de nada. Más le valía escuchar a Fernandez. Malyah Man estaba en mitad de la nada, rodeada de flores autóctonas.


–Es una maravilla, ¿Verdad? –dijo Marcos bajando del jeep–. Paula jamás vendría aquí sola.


–Si tú lo dices –contestó Pedro bajando del vehículo también e intentando concentrarse en lo que tenía ante sus ojos.


Le recordaban otras estatuas africanas y mayas que había visto. Eran formaciones que irradiaban mucha dignidad. Desde luego, no estaba allí para dar la bienvenida. Era un guardián, estaba claro. Marcos no se había acercado tanto como él.


–¿A tí también te da miedo? –le preguntó Pedro en tono irónico.


–Bueno, tienes cara de pocos amigos, ¿Eh? –contestó Marcos intentando reírse, pero sin conseguirlo–. Espero no haberte disgustado –añadió obligándose a acercarse.


–¿Por qué lo dices? –le preguntó Pedro muy serio.


–Tendría que ser ciego para no haberme dado cuenta de que te gusta mi mujer –contestó Marcos.


–Paula le gusta a todo el mundo.


Marcos suspiró.


–Yo solo quiero que no te lleves sorpresas desagradables. Te podría contar muchas cosas.


–Adelante –lo invitó Pedro controlando su enfado.


Marcos bajó la voz.


–Me tengo que sacar esto de dentro, Pedro, porque me está matando. No te puedes ni imaginar lo perdido y confuso que me siento. Yo creo profundamente en el matrimonio, en mi matrimonio. Amo a Paula por encima de todo, con todo lo que soy, en cuerpo y alma.


–Pues, por lo visto, ella no tiene esa impresión…


–No lo entiendes –dijo Marcos pasándose la mano por la nuca–. El embarazo no terminó bien… Paula, mi preciosa Paula, mi ángel… Abortó.


Pedro no pudo contenerse por más tiempo y agarró a Marcos de la camisa y lo zarandeó.


–Mentira –bramó.


–Por favor… –se quejó Marcos intentando soltarse–. Entiendo que no quieras creerme, pero yo te lo tenía que contar. A mí también me costó creerlo. Paula abortó. Se lo contó a Karen. Nadie más lo sabe, ni siquiera su familia. Sé que suena horrible. Es horrible. No te lo tendría que haber contado. Lo siento, pero creí que era mi deber contártelo. Ahora veo que me he equivocado.


Pedro no lo había soltado ni lo soltó entonces. Al contrario, lo agarró con más fuerza. Estaba realmente iracundo. Fernandez mentía. Aquello no podía ser verdad. ¿Paula abortando? Impensable. Era imposible.


–¿Pedro?

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