miércoles, 2 de agosto de 2023

Loca Por Tí: Capítulo 62

Aquel hombre parecía realmente destrozado.


–¿Estás bien? Te has quedado muy callado –comentó Marcos sacándolo de sus pensamientos.


–¿Ah, sí? ¿Dices que Paula no quiere tener hijos?


Marcos tomó aire como si necesitara tomar fuerzas para poder seguir adelante.


–Así es. Aquello me destrozó. Antes de casarnos, nunca me había comentado nada. Dí por hecho que ansiaba tanto como yo tener hijos. Mis padres estaban como locos con ser abuelos, pero Paula dijo que no y fue que no. Le aconsejé que fuera al psicólogo, pero se negó rotundamente. Por supuesto, estuve siempre a su lado, intentando darle ánimos y apoyándola. Yo creo que le da miedo el parto, les pasa a muchas mujeres. Y, entonces, un día, sucedió el milagro. ¡Se quedó embarazada! Utilizábamos medios anticonceptivos, pero algo falló, claro. ¡Dios mío, lo que sucedió entonces! De la noche a la mañana, me convertí en su peor enemigo. Yo, aun así, estaba encantado. ¡Por fin un hijo! Le ofrecí todo mi apoyo, estar a su lado en todo momento, pero aun así… –le contó Marcos sobrepasado por la emoción.


La imponente estatua de Malyah Man estaba cerca, pero Pedro no le prestó atención. Tenía otras cosas en la cabeza. Estaba completamente enamorado de Paula, pero, en realidad, ¿Qué sabía de ella? ¿Y qué sabía ella de él? Se habían dejado llevar por la atracción, el corazón había prevalecido sobre la razón, el típico caso de flechazo. Aun así, no se fiaba de Fernandez, que se había erigido en marido engañado.


–Voy a estacionar –comentó Marcos–. Necesito un par de minutos para reponerme. No sabes lo mal que me pongo cuando recuerdo estas cosas. Paula era el centro de mi mundo y yo estaba convencido de que un hijo nos haría inmensamente felices. Quise creer que se sobrepondría a sus miedos, entendía perfectamente, por supuesto, que algunas mujeres no quisieran tener hijos. Las hay también que no quieren tener pareja porque son económicamente independientes. Siento hablarte de todo esto –se disculpó de repente–, pero me hace bien. Es más fácil hablar con desconocidos que con la familia o los amigos. De hecho, con ellos no puedo hablar de estas cosas. Mis padres y mis amigos no lo entenderían…


–Cuéntaselo a Karen Devereaux –sugirió Pedro intentando controlar el enfado que se estaba apoderando de él.

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