miércoles, 20 de abril de 2022

Fuiste Mi Salvación: Capítulo 51

 –No estoy enfadado contigo, Paula. Simplemente, me estoy quitando de en medio, dando marcha atrás, tal y como querías.


Ella se cruzó de brazos. No era eso lo que quería. Aún podían ser amigos. ¿O no?


–Lo de recaudar fondos solo era uno de los temas que quería tratar contigo hoy. Como es evidente que el tiempo apremia, voy a ir al grano sin más preámbulos. Pedro, si compro el hospedaje de Forest Downs, ¿Te plantearías la idea de invertir conmigo?


Pedro ni siquiera parpadeó. Se quedó quieto, en silencio, y continuó comiendo.


–Sería un socio pasivo. Podrías llevar el negocio como quisieras.


Pedro se limpió las manos con una servilleta y se echó hacia atrás.


–¿Y bien?


–¿Por qué me haces esa clase de oferta?


Se esperaba esa pregunta, y había ensayado muy bien la respuesta.


–El hospedaje está en un emplazamiento privilegiado. Es un lugar maravilloso, y creo que la gente de otras partes del mundo debería tener la oportunidad de verlo. Creo que podrías convertir ese hospedaje en algo muy especial. Tienes visión de negocio. Concienciarías a la gente de la importancia del medio ambiente, sin dejar de lado la parte turística. Crearías un interés y ayudarías a mentalizar a la gente sobre especies en peligro, pero al mismo tiempo traerías dinero a la zona. Yo creo que... Merece la pena.


–¿Y tú qué sacas de esto... Aparte de toda esa satisfacción sensiblera?


Ella frunció el ceño al oír sus palabras sarcásticas. No había esperado que las cosas fueran de esa manera.


–Evidentemente, esperaría beneficios en algún momento. La otra ventaja es, por supuesto, que siempre tendría alojamiento cuando viniera por aquí.


–Crees que no puedo permitirme comprar el hospedaje solo, ¿Verdad?


–En realidad, sé que puedes permitirte comprarlo ahora mismo si quisieras. He investigado sobre tu negocio en Internet. Tus beneficios netos son muy superiores a los míos, y yo no soy precisamente pobre.  Paula Chaves Designs es una empresa próspera.


–¿Me has estado espiando, Paula?


–No mucho. No quería enseñarte el hospedaje sin saber si podías permitírtelo. Eso hubiera sido muy cruel. Pero tengo que preguntarte... ¿Cómo has conseguido un patrimonio tan sustancioso en tan solo diez años? Ahora sí que estoy curioseando –añadió, sin darle tiempo a abrir la boca.


Por un instante, creyó que él iba a sonreír. Quería que sonriera. Pero no lo hizo.


–Terminé Empresariales en la universidad a distancia después de la muerte de Brenda. Y me he dedicado a estudiar muy bien el mercado. Muy en detalle.


Paula frunció los labios y miró a su alrededor.


–Y, sin embargo, sigues trabajando aunque no tengas que hacerlo, y no te das una vida a todo lujo que digamos.


–Valentina y yo tenemos todo lo que necesitamos.


Paula se dió cuenta en ese momento. Pedro se había guardado las espaldas. Se había asegurado de que el dinero nunca volviera a ser un problema. De repente sintió ganas de extender el brazo y tocarle, decirle que no siempre tenía que ser el fuerte. Pero no tenía ese derecho. 

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