viernes, 15 de abril de 2022

Fuiste Mi Salvación: Capítulo 45

 –Te estás poniendo quisquilloso, Pedro. Fernanda es buena chica. Es joven y guapa, y...


–Salimos durante un tiempo. No funcionó.


Paula se cruzó de brazos.


–No me sorprende. Parece que estabas empeñado en sacarle todas las cosas malas.


–Mira, intenté sacarle todas las cosas buenas, concentrarme en lo positivo. Ojalá pudiera enamorarme de ella. Pero...


–¿Pero qué?


–No me hace tilín –pronunció las palabras con sumo cuidado.


Ella se ruborizó.


–¿Y qué me dices de Gabriela Hodge? ¿La agente inmobiliaria?


–Tenemos distintas opiniones en cuanto a política. Muy distintas.  No haríamos más que pelearnos.


–¡Muy bien! Bueno, entonces, ¿Qué te parece...?


Él se puso en pie.


–¡Basta! ¡Ya es suficiente! No puedes elegir a una mujer para mí y pretender que funcione. Las cosas no son así.


Ella se puso en pie también. Los ualabíes salieron volando.


–Bueno, ¡Sentarse a esperar de brazos cruzados tampoco es muy buena idea! –levantó la barbilla y apoyó las manos en las caderas.


Él la señaló con el dedo.


–Lo hice todo muy mal con Brenda. No voy a cometer los mismos errores de nuevo. Si alguna vez vuelvo a casarme, voy a hacer las cosas bien.


Paula resopló.


–Tienes tanto miedo de meter la pata que ninguna mujer te viene bien. ¿Y sabes por qué? Porque estás esperando a la señorita perfecta. Ese es el motivo. Pero la señorita perfecta no existe. ¿Y quieres que te diga otra cosa? ¡Tú tampoco eres perfecto que digamos!


Sus palabras le golpearon de lleno. Lo había estropeado todo de nuevo. A lo grande. No entendía muy bien lo que significaba todo aquello, pero sí sabía que no estaba dispuesto a alejarse de ella así como así. Y tampoco iba a dejarla marchar tan fácilmente.


Paula odiaba sentir ese alivio que había sentido cuando él le había dicho que no estaba interesado en ninguna mujer. La hacía enfadarse consigo misma. Y por eso la había tomado con él. No lo quería para ella... «Sí que lo quieres», le susurró una voz interior. Empezó a morderse la uña del pulgar. Era cierto. No podía negarlo. Le quería para ella. ¿Qué sentido tenía mentir sobre ello? Pedro le calentaba la sangre con una sola mirada. Pero tener algo con él era imposible. Un futuro romántico a su lado era algo impensable... Cuanto antes le tuviera fuera de su alcance, mucho mejor. Y estaría fuera de su alcance si tenía una novia, esposa, hijos...


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