miércoles, 6 de abril de 2022

Fuiste Mi Salvación: Capítulo 23

Él se apoyó en las manos. Estaba jugando con ella con esa sonrisa perezosa.


–Entonces, ¿Eso quiere decir que sí quieres estar a solas conmigo?


–¡No!


Él se rió.


–Mira, Gloria ha estado muy preocupada por mí.


–Claro.


–Pero no ha sido una preocupación normal. Esto ha... Ido a más. Siempre se está quejando de que me estoy esforzando demasiado, incluso cuando estoy haciendo cosas sencillas. Se preocupa cuando no estoy. Dice que se va a ir a vivir a Sídney para cuidarme.


Pedro silbó suavemente.


–Por suerte, ha empezado a relajarse un poco desde que se le ha metido en la cabeza que tú y yo... tenemos algo –añadió Paula.


–Entonces, ¿Quieres que siga pensando que hay... Algo entre nosotros?


–Solo quiero que me vea pasándolo bien, disfrutando de la vida, para que así se relaje y se lo pase bien ella también –le miró a los ojos–. A lo mejor así se calma un poco.


–Ella significa mucho para tí –la expresión de Pedro se suavizó.


–Mucho.


Él agarró un puñado de hierba y empezó a enrollársela entre los dedos. No dejaba de mirarla.


–Valentina disfrutó mucho de la clase del jueves.


–Es encantadora. Debes de estar muy orgulloso de ella –dijo, notando que él le miraba los labios.


–Lo estoy.


Pedro se estiró del todo y se puso de lado. Apoyó la cabeza en una mano. Su mirada no se desviaba de ella. Paula hizo lo que pudo para no darle importancia.


–Sigue sin gustarte el concurso de Miss Showgirl, ¿Verdad?


Él entornó los ojos.


–Vamos a dejar una cosa clara. No creo que seas una narcisista con la cabeza hueca, pero... No. No me hace mucha gracia esa clase de concurso de belleza.


Paula ni se molestó en volver a decirle que Miss Showgirl era mucho más que eso. Él no iba a creerla. Se inclinó hacia él.


–¿Por qué la has tomado con ese concurso? ¿Por qué lo odias tanto?


Él se incorporó.


–¿Recuerdas a Brenda Blacklock?


Brenda era un par de años más joven. Se había metido en el mundo de la moda de repente, justo cuando ella había decidido dejarlo. La recordaba vagamente del instituto, pero sí sabía muy bien lo que le había pasado.


–¿Era amiga tuya?


–Era mi esposa.


Si no hubiera estado sentada ya, se habría caído al suelo. Agarró la manta con fuerza.


–¿Esposa? ¿Era la madre de...?


–¿Madre? Sí.


–Oh, Pedro, lo siento mucho. No tenía ni idea.


Él guardó silencio.


–Brenda ganó el concurso de Miss Showgirl dos años después de mí. ¿Es por eso por lo que lo odias? ¿Porque te la recuerda?


Los ojos de Pedro relampaguearon.


–El mundo de la moda destruyó a mi esposa. Lo odio. Odio a todo aquello que lo representa.


Paula tragó con dificultad. Él se acercó. Su rostro parecía más sombrío que nunca.


–¿Quieres saber por qué perdí los estribos el día en que nos conocimos?


Paula sintió su aroma. Respiró hondo. Olía a limpio, a jabón.


–¿Por qué?


–Porque Valen cometió el error fatal de decir «Paula Chaves me ha dicho...».

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