viernes, 13 de marzo de 2020

Cambiaste Mi Vida: Capítulo 35

—Es mi trabajo. No sería muy bueno si no me preocuparan mis pacientes, ¿No crees?

Paula abrió la boca como para decir algo más, pero después volvió a cerrarla. Ambos se quedaron en silencio y él supo entonces que ella estaba recordando también el beso.

—Mira, tengo que disculparme por lo de anoche —dijo Pedro—. Fue muy poco profesional y no debería haber pasado. No tengo por costumbre hacer eso.

—¿Hacer qué?

—Ya sabes qué. Vine aquí a ayudarte con el perro. No debería haberte besado. Fue poco profesional y no debería haber pasado.

Paula soltó una carcajada inesperada y tensa.

—Tal vez debiera pensar en añadir eso a su lista de servicios, doctor Alfonso. Créeme, si se supiera lo bien que besas, todas las mujeres de Pine Gulch que estuvieran pensando en tener un gato o un perro harían cola en el refugio de animales solo para poder besarse con el sexy veterinario.

Pedro notó que se sonrojaba. Paula estaba riéndose de él, pero suponía que se lo merecía.

—Solo intentaba decirte que no tienes por qué temer que vuelva a pasar. Era tarde, estaba cansado y no sabía qué hacía. De lo contrario, nunca habría pensado en besarte.

—Ah, bien. Entonces eso lo explica a la perfección.

Pedro tenía la impresión de haber herido sus sentimientos de algún modo, lo cual no había sido su intención.

—Es bueno conocer tus debilidades —continuó ella—. La próxima vez que necesite un veterinario en mitad de la noche, llamaré al de Idaho Falls. No queremos repetir una experiencia tan horrible.

—Creo que ambos estaremos de acuerdo en que no fue horrible. Ni mucho menos.

—Solo desafortunado —murmuró ella.

—Dame un respiro, Paula. ¿Qué quieres que diga?

—Nada. Ambos estuvimos de acuerdo en olvidar lo sucedido.

—Es más fácil decirlo que hacerlo —admitió él.

—Como todo.

—Es cierto.

—No es para tanto, Pedro. Nos besamos. ¿Y qué? Me gustó y a tí te gustó también. Ambos estamos de acuerdo en que no debería volver a pasar. Sigamos con nuestras vidas, ¿De acuerdo?

¿Así, sin más? Le parecía difícil, pero no pensaba discutir con ella.

—Debería volver a la cocina. Gracias por echarle un vistazo a Luca.

—No hay problema —respondió él.

La siguió de vuelta al pasillo, deseando más que nada que las circunstancias pudieran ser diferentes, que él pudiera ser el tipo de hombre que una mujer como Paula Chaves necesitaba.

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